El filosofo francés Rousseau sostiene que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de la voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Su origen es el resultado de la propiedad privada y de los abusos de aquellos que se apropian para sí de la riqueza del mundo y de los beneficios privados que se deriva de esa apropiación. El neoliberalismo no es tan sólo un conjunto de estrategias de carácter económico, sino que es una doctrina que se conforma como una estrategia global frente a los problemas sociales. La solución del reparto a favor del gran capital que significa el neoliberalismo ha sido posible al combinar la política económica y la cultural, la reconversión productiva y la reformulación de los grandes principios en que se habían guiado las sociedades occidentales, basada en los keynesianos desde 1945 a 1980.
¿Cuáles son los principios filosóficos del neoliberalismo?
La filosofía neoliberal se basa en tres grandes principios: a) el individualismo posesivo. b) La desigualdad en la lucha competitiva del hombre por conseguir bienes. c) La sociedad capitalista contemporánea es la sociedad democrática por excelencia. El neoliberalismo delimita la grandeza del ser humano a la capacidad de generar ingresos monetarios, exacerba el individualismo y la carrera por ganar y poseer. Desata la codicia, la corrupción y la violencia y, al generalizarse en los grupos sociales destruye socialmente la comunidad. Se impone así un orden de valores ,donde priva la libertad individual para acceder al consumo de satisfacciones y placeres.
¿Cuáles son sus principios económicos?
Hay que disminuir la extensión del Estado, para aumentar el protagonismo de la sociedad individual. La historia ha llegado a su fin y por lo tanto no cabe plantearse la superación de la sociedad capitalista. El neoliberalismo lleva a la democratización. La realidad es que ha traído una disminución de la democracia:
El mercado resuelve todos los problemas de la sociedad.
La política económica neoliberal es la única posible.
El objetivo principal es subirse al carro de la modernidad.
Hay que desregular para ganar en competencia y eliminar trabas y restricciones a los intercambios comerciales.
El sector privado es el eficiente, las privatizaciones son la solución.
Hay que insertarse en el mundo y asumir que vivimos en una sociedad globalizada. El capitalismo se basa en la desigualdad social, pero este capitalismo social busca un equilibrio entre riqueza y pobreza. Al terminar la II Guerra Mundial el capitalismo se encontró con un modelo alternativo que cuestionaba su hegemonía: el comunismo. Esto hizo que desarrollara el llamado capitalismo social, para así poder dar réplica al modelo comunista. La duración de este periodo abarca desde finales de la II Guerra Mundial hasta la década de los ochenta, donde se produce la crisis del modelo comunista y termina con la caída del muro de Berlín. Este modelo social se basaba en un equilibrio entre las élites dominantes y el mundo del trabajo, donde el papel de los sindicatos era muy importante, como defensores de las clases trabajadoras. Como sabemos, el capitalismo se basa en la desigualdad social, pero este capitalismo social busca un equilibrio entre riqueza y pobreza. Para mejorar esta desigualdad estaba el papel del Estado, con una función redistribuidora de la riqueza a través de los impuestos, de esta forma se controlaba la desigualdad, y es ahí, donde nace el estado del bienestar o también el llamado “salario social”. De esta manera el Estado asegura a la población el derecho universal a la educación, sanidad, pensiones… Es decir: el Estado a través de un sistema impositivo progresivo redistribuía entre las capas desfavorecidas la riqueza que se creaba y se garantizaba a toda la población un mínimo estado de bienestar. Con la desaparición del modelo comunista y al no tener un enemigo que le modere, el capitalismo vuelve a las andadas de sus inicios y empieza a ejercer todo su poder sin ninguna cortapisa como había tenido anteriormente. Como vemos la economía crece, pero la situación de la mayoría social no ve mejorar su situación en igual medida. Sin embargo, bancos y empresarios cada vez ganan más. El primer paso consistió en domesticar a los sindicatos con el objetivo de empobrecer al mundo del trabajo y quitarles el poder que antes habían adquirido. Así se han permitido hacer reformas laborales que han significado unas peores condiciones de trabajo, menos derechos sociales, despido casi libre y menores salarios.
Veamos algunos datos; en España en el año 2000, el mundo del trabajo representaba el 55% del PIB y el mundo empresarial y financiero suponían el 45 %. En el año 2014, el mundo del trabajo está en el 45% del PIB y el mundo empresarial y financiero en el 55% y con tendencia creciente.
El segundo aspecto sería el llamado “salario social” que era el que garantizaba el Estado. Prácticamente está desapareciendo a gran velocidad con el argumento de que no hay dinero. El Estado no tiene dinero porque tiene una política fiscal favorecedora de las elites. Los impuestos han dejado de ser progresivos, la defraudación fiscal no se combate, se estimula la economía sumergida. El mensaje que nos venden continuamente es que “hay que bajar los impuestos”, pero esto significa menos Estado y menos estado de bienestar y así vemos como las políticas fiscales en Europa van en esa línea. Como vemos, el neoliberalismo nos lleva al desastre económico y social, como ya lo estamos sufriendo en la actualidad. Al no tener un contrapoder y considerarse un modelo único y perpetuo se irá mostrando cada vez más regresivo y represivo y donde la democracia será un adorno justificativo. Como vemos la economía crece, pero la situación de la mayoría social no ve mejorar su situación en igual medida. Sin embargo, bancos y empresarios cada vez ganan más. Malos tiempos nos toca vivir, si no somos capaces de ser conscientes a donde nos llevan estas élites minoritarias irresponsables y que nos empiezan a recordar a los inicios del capitalismo salvaje del siglo XIX. Debemos reaccionar y hacer frente a esta injusta corriente del neoliberalismo. Texto: Edmundo Fayanás.
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