25 ene 2014

Sindicatos en el nuevo siglo (3 de 3)

La participación de los pueblos originarios en luchas nacionales no divide su programa en mínimo y máximo.
Esta división es una tradición que las corrientes socialistas urbanas del continente heredaron de la socialdemocracia europea y los partidos comunistas, que al dividir en sindicatos y partidos la acción del trabajo, consiguió fraccionar el programa en uno mínimo que abarcara las reivindicaciones posibles de obtener bajo el Capital, que se adjudicaba como tarea a los sindicatos, y se gestionaban en las instituciones burguesas y un programa máximo que conduciría al Socialismo, que se mencionaba en los aniversarios y podía postergarse para un futuro lejano e incierto. No nos vamos a extender en todos los ejemplos, pero recordemos que en Ecuador el proceso electoral que llevó a Correa a la presidencia fue posterior al derrocamiento de tres presidentes por un movimiento popular movilizado que tenía contra las cuerdas a una burguesía en descomposición. Y en Venezuela la consolidación del proceso de cambios iniciado por Chávez se concreta luego que el movimiento de los pobladores de las barriadas pobres suburbanas de Caracas invadió las calles y derrotó un golpe imperialista, rodeando con multitudes enfurecidas el Palacio de Miraflores y exigiendo el retorno del presidente depuesto. El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en el 2005, se desplazó a pie doscientos kilómetros de Goiania a Brasilia en una Marcha Nacional por la Reforma Agraria, para presentar al gobierno Lula un programa económico contrario a la orientación neoliberal que aplica el gobierno del PT. Y el mismo año realizó en varios estados, una coordinación de movimientos sociales contra el modelo económico, “demostrando la capacidad de los movimientos de pensar más allá de las pautas específicas de reivindicación”, como remarcaron en su mensaje del 6 de enero del 2006. El MST es independiente de la central de trabajadores (CUT) y del PT. Y se opone a la orientación de favorecer la expansión de las agro-industrias que en la actualidad impulsa el gobierno del PT(12). Organizaciones sociales y militantes políticos de Uruguay, sumaron sus esfuerzos en un frente por la defensa del agua.Plebiscitaron y aprobaron una reforma de la constitución (octubre del 2004) –por primera vez en el mundo- que impide por ley la privatización de ese elemento vital. Su conquista fue luego en parte burlada porque el movimiento que impulsó el plebiscito del agua no tuvo continuidad en otras luchas y otras demandas y se disolvió en medio de las expectativas ilusorias creadas por las posibilidades electorales del Frente Amplio. Esta experiencia nos subraya la necesidad de que los movimientos sociales no deleguen en dirigentes o partidos de “izquierda” sus expectativas políticas y asuman directamente sus intereses, sin mediadores que luego resultan agentes del enemigo. Debieron pasar ocho años para que recién en 2012 un nuevo importante movimiento contra la mega-minería a cielo abierto y en defensa de la tierra y los bienes naturales esté en un proceso alentador de acumulación social-política(13). Sin embargo, parte de la izquierda que rechaza al Frente Amplio, se distrae preocupándose sobre como participar en el próximo proceso electoral, debatiendo y evaluando nuevas fórmulas políticas, hasta ahora ausentes de bases populares reales. Es momento de apoyar la acción creativa programática de los movimientos que tienden a conformarse como social-políticos y que aceptan como punto de partida la reforma agraria, hoy la principal consigna revolucionaria continental.
En la República Argentina, provincia de la Rioja, los pobladores del valle de Famatina(14) -un paraíso de producción de aceitunas y vides-, desde el 2006, se enfrentan a la mega-minera Barrick Gold y su proyecto minero en el cerro Famatina que intenta destruir glaciares y envenenar sus deshielos. Se lanzaron contra este proyecto minero, junto a los pobladores de Chilecito, Pituil y Campana con acciones de bloqueo de caminos para impedir que las multinacionales se instalaran en la cordillera de los Andes. Los pobladores de Andalgalá en Catamarca bloquearon también los accesos a los nevados de Aconquija en los Andes contra el proyecto minero de Agua Rica. Tenían la experiencia destructiva de la minera Alumbrera desde 1997 -emprendimiento de mayor producción de oro en Argentina- que venían denunciando desde años anteriores. En Chubut a mediados de diciembre 2012 la lucha de los ambientalistas logró suspender los planes mineros del gobierno provincial. Así como estos, innumerables enfrentamientos se desarrollaron y se siguen desarrollando en nuestra cordillera y lograron la imposición de una Ley de defensa de los glaciares y peri-glaciares, desvirtuada en parte por los parlamentarios del gobierno. Este fue un triunfo de movimientos, organizaciones ambientalistas y asambleas ciudadanas que tomaron un carácter nacional y asumieron las demandas políticas sin intervención de partidos. Éstos son sólo algunos ejemplos de los movimientos que batallan en todo el continente. En Latino América y el Caribe hay 173 proyectos empresariales de minería a cielo abierto en donde intervienen 244 empresas diferentes. En su totalidad estas explotaciones están en conflicto con 212 comunidades indígenas afectadas. Los seis países con mayor cantidad de poblaciones originarias agredidas por la minería a cielo abierto son Argentina con 39 comunidades; Brasil y Chile con 34 cada uno; Perú con 32, Bolivia con 22 y Colombia con 20. Las principales causas de conflicto son: la expulsión o desplazamiento forzado de pobladores indígenas; la violación de derechos y leyes medioambientales; la contaminación de aguas y suelos por desechos mineros; la inundación de tierras; la contaminación por humos y las amenazas y engaños a la población local(15). Y a esto hay que sumar los conflictos por la expansión de las agroindustrias en el continente. Como vemos, las variantes de trascender el espacio específico de lo social, de no aceptar el carácter de espacios estancos de lo social y lo político comienza a hacerse frecuente. ¿Por qué mantener como sacrosanto el ámbito político y aceptar como imprescindibles e ineludibles a los Parlamentos que no son más que teatros de sombras chinas de los antagonismos sociales? ¿A quién favorece sino al capital, ese inviolable acuerdo tácito? Las agro-industrias y las mineras a cielo abierto, propiedad en su mayoría de transnacionales, están contaminando y destruyendo la biodiversidad del continente. Pretenden continuar en conflicto con las comunidades indígenas, los campesinos y trabajadores rurales sudamericanos y del Caribe y seguir provocando el desplazamiento forzoso de la población rural continental. De los diez países con mayor biodiversidad mundial, cinco están en Latino América y el Caribe: Brasil, Colombia, Ecuador, México, y Perú. Estos países también son hogares de los Andes, la zona con mayor biodiversidad del mundo. Alrededor del 27% de los mamíferos del mundo viven en América Latina y el Caribe, así como también el 34% de su vegetación, 37% de sus reptiles, 47% de sus aves y el 47% de sus anfibios. El 40% de la vegetación del Caribe es única de esta zona(16). Todo este hábitat está amenazado con la extinción. Sólo una reforma agraria radical que termine con la privatización de la tierra y el agua y defienda el aire que respiramos, puede detener este ultimátum que nos da el Capital en su profunda crisis. Hacia grandes movimientos social-políticos para enfrentar al Capital. Ese intento de volver a unir el movimiento popular en un solo brazo extra parlamentario de un movimiento socialista articulado alrededor de un programa radical, no se corporiza en los sindicatos clásicos continentales y sus centrales sino en un nuevo sujeto histórico que ha comenzado a estructurarse y generalizarse desde hace más de dos décadas. Y esa dinámica de volver a reunir lo que nunca debió ser separado es un precioso componente embrionario del nuevo sujeto social que ahora pretende conformarse como un sujeto social-político. La negación de la división sindicatos/partidos pone en cuestión tanto la identidad sindical que se arrastra desde finales del siglo XIX, que tiene por límite los escenarios reivindicativos que no amenacen al Capital y que considera un hecho incontrovertible su complementariedad y subordinación a los partidos políticos, como la concepción de partido revolucionario con base social que heredamos del siglo pasado. La realidad nos indica que está descartada la estrategia de acumulación propia de un pequeño grupo político que durante décadas va ir ampliando su base social y aumentando su representación parlamentaria hasta llegar un momento en que pueda disputar el poder. Tanto los partidos socialistas y comunistas como la gran mayoría de partidos de “intención revolucionaria” -de alguna forma hay que llamarlos- eran y son instrumentalizadores de los sindicatos y demás movimientos sociales. Militaban en ellos para coparlos. Y cuando en algunas excepciones los partidos autodenominados “revolucionarios” eligieron parlamentarios no pudieron escapar del “círculo mágico” paralizante sindicato/partido/parlamento. Cuando no se han pasado con armas y bagajes a la institucionalidad burguesa, se han transformado en “grupos testimoniales” que continúan repitiendo “mantras” del siglo pasado e intentando obtener mayoría en sindicatos y centrales que favorezcan sus estrategias de auto-construcción. Esto no significa renegar totalmente de partidos y sindicatos en general, sino negar la concepción sindicato/partido/parlamento que heredamos del siglo pasado. Lo importante es que en esta nueva época histórica abramos una reflexión sobre esos organismos, sus limitaciones y el rol negativo que jugaron en su interrelación, respecto a los intereses de clase del trabajo. Somos conscientes que la última palabra al respecto la tienen los innumerables movimientos que están batallando hoy en nuestra América por mejorar el presente y defender el futuro de nuestras sociedades. Lo importante es reconocer que en nuestro continente hay nuevas formas organizativas construidas por los trabajadores y el pueblo que nos permiten zafar de la nefasta división entre lo social y lo político. En términos de demandas, desenvolver una fuerza suficientemente grande para desafiar con suceso a las huestes del Capital, implica unir movimientos diversos, en los enfrentamientos inevitables para la realización de finalidades y objetivos limitados, buscando siempre la forma de preservar la integridad de las perspectivas estratégicas sin perder contacto con las demandas, determinaciones y potencialidades inmediatas, que nos imponen las condiciones históricamente determinadas. Este nuevo sujeto social-político continental también exige, así como la soberanía de sus decisiones en sus movimientos, la más absoluta democracia horizontal. Muchos veteranos activistas ya hicieron la experiencia con el supuesto centralismo democrático: una contradicción semántica que en la realidad siempre se resolvía en el sentido burocrático. Los integrantes de ese nuevo sujeto social-político están tomando consciencia de su forma colectiva de definir sus demandas y necesidades y por tanto también quieren resolver colectivamente sus pasos a dar. Se ha abierto un proceso en que se empieza a rechazar el sistema de las órdenes inapelables de los “jefes políticos” o la delegación de las decisiones en “dirigentes esclarecidos”. Fidelidad a los principios socialistas y programas de acción viable y flexible para la diversidad de fuerzas de un amplio movimiento social-político que comparta los variados objetivos comunes de lucha y decida en democracia horizontal sus orientaciones y acciones. Esto es lo que están imponiendo los sectores populares en innumerables movimientos para luchar contra el sistema de acumulación del Capital en su etapa de crisis estructural crónica.Texto:  J. L. Berterretche

Notas:
1) Harvey, David The Condition of Postmodernity - Basil Blackwell Ltd. 1989.
2) Mészáros, István, Para Além do Capital, p. 833-834.
3) Ibíd. p. 834.
4) Ibíd. p. 856.
5) Antunes, Ricardo. Presentación de “Para Além do Capital” de István Mészáros, pág. 18.
6) Daniel Bensaid “Teoremas de la resistencia a los tiempos que corren” setiembre 2004. http://www.rebelion.org/docs/4578.pdf
7) Ibíd.
8) Ibíd.
9) Ibíd.
10) Ibíd.
11) García Linera, Álvaro (vicepresidente boliviano). Los fundamentos del “evismo”, Revista DEF n 9, p. 32, Argentina, mayo del 2006.
12) João Pedro Stedile, Conflicto Permanente , 16 de enero de 2013. http://www.advivo.com.br/blog/gunter-zibell-sp/conflito-permanente Publicado originalmente en la revista Carta Capital, Edición 730.
13) Este movimiento ya realizo tres grandes marchas nacionales y la última, el 11 de octubre de 2012, con diez mil personas y gran participación de pobladores del interior del país.
14) Ver Mapa de conflictos Mineros en http://www.mapaconflictominero.org.ar/provincias/la-rioja/famatina.html del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
15) Impacto de la minería en las comunidades indígenas latinoamericanas
https://www.google.com.br/searchhl=es&biw=982&bih=659&q=impacto+de+la+miner%C3%ADa+en+las+comunidades+ind%C3%ADgenas+latinoamericanas
16) De la Torre, Fajnzylber y Nash, , Desarrollo con Menos Carbono: Respuestas Latinoamericanas AL Desafío Del Cambio Climático. Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF)/Banco Mundial, Washington DC. 2009.

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