Desde el aire el Egeo parece un cántaro de agua que hubiera estallado en mil pedazos y cada uno hubiera devenido en isla. Una isla es un punto de conciencia en el mar. Quizá por eso, Grecia es la madre de todas las conciencias. Cuando Ulises ve allá abajo, ya en el Jónico, el contorno retorcido de su tierra, la saluda con la mano desde el ojo de buey. Syriza ha ganado en Ítaca con el 38 por ciento, diez puntos más que su adversario. Y la tercera fuerza no han sido los fascistas, como en el resto del país, sino los comunistas del KKE. Bien, descendientes de Thelemakos, se dice Ulises, manteneos fieros y fuertes como cuando nos enfrentamos a los odiados pretendientes. Se aleja Grecia por la arista del ala. Atrás quedan cuatro días que conmovieron a Europa. Sólo dos ejemplos, uno de cada dos macedonios y uno de cada dos cretenses han votado a Alexis Tsipras. Tsipras, Alejandro Magno y Teseo se funden con sus energías respectivas en el sueño del héroe.
Pero ahora sería necesario el concurso de un semidios como Herakles, tripulante de la nave Argos, para enfrentar los trabajos que quedan. Porque los griegos han aprobado en estas elecciones:
Suspender los pagos de la deuda hasta que no vuelvan el crecimiento y el empleo. Nacionalizar los bancos, los ferrocarriles, los aeropuertos, correos, los hospitales y el agua. Subir el impuesto de la renta al 75 por ciento para todos los ingresos por encima del medio millón de euros anuales. Un impuesto especial para las transacciones financieras. Subir el salario mínimo hasta el nivel previo a los recortes. Cambiar la ley electoral por una verdaderamente proporcional. Abolir los privilegios de la Iglesia. Utilizar los edificios del Gobierno, la Banca y la Iglesia para alojar a las personas sin hogar. Comedores gratuitos en los colegios para alimentar a los niños. Disolver las fuerzas antidisturbios. Retirar las fuerzas griegas de Afganistán y los Balcanes. Romper los acuerdos militares con Israel. Cerrar todas las bases extranjeras en Grecia y salir de la OTAN.
Y no hay mucho tiempo. Syriza quiere emitir cuanto antes bonos del tesoro pues en marzo vence un nuevo plazo de la deuda y hay riesgo de agotar la liquidez. El Banco Central Europeo no permitirá esta emisión si antes no hay un compromiso de continuar los pagos. Pero Tsipras, que hoy presenta a su gobierno, piensa en una quita inmediata. Algunos analistas no la bajan del 50 por ciento para que sea efectiva. ¿Permitirán los acreedores, los nuevos pretendientes de Penélope, cobrar el 50 por ciento de algo o pujarán por el cien por cien de nada?
El Banco Central Europeo no permitirá esta emisión si antes no hay un compromiso de continuar los pagos
To Potami (El río), partido de centro neoliberal, es oligarquía pro Bruselas; Pasok, casta en decadencia; KKE quiere salirse del euro; con los fascistas, ni hablar. Sólo quedaba Griegos Independientes, un partido de centro nacionalista, con quienes habrá problemas en Inmigración pero al menos apoyos inquebrantables en la negociación de la deuda con Bruselas. Alexis Tsipras no ha tenido más remedio que pactar con ellos a falta de los dos escaños para la mayoría absoluta. En los chats de España ya se habla de viraje de Syriza hacia la derecha, pero es que en España hay gente muy lista que lo sabe todo.
Es el momento de apoyar Grecia, de no abandonarla, se dice Ulises. Es el momento de ser fiel a la patria y defenderla. Y es el momento de recabar apoyos morales y políticos de otros países ribereños en parecida situación.
A 27.000 pies de altura, Ulises sueña su sueño. Un Mediterráneo en paz, sin fanatismos ni claudicaciones. Una playa limpia y amada. Un espacio en el que sea cual sea el punto en el que te sumerges, siempre te sientes como en casa. Una bañera para reposar y ver prosperar a los hijos sin hacer daño al vecino. Un lecho de jazmines, vino y poesía. No hay otro lugar parecido en todo el mundo. Y sabiéndose despierto, Ulises se duerme. Texto: Emilio Garrido
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