4 mar 2015

Cinco crisis financieras que cambiaron el mundo

Mientras siguen surgiendo predicciones que auguran el colapso inminente y los inversionistas prefieren quedarse al margen, la economía global, aunque no tan robusta como antes, no está cayendo en picado, opina el portal Motley Fool. Pese a que la crisis ha afectado a la vida de muchos, no es tan transformadora como las perores crisis de la historia: el mundo sigue operando del mismo modo que antes. Para entender el poder transformador que puede tener una crisis financiera, hay que recordar cinco colapsos económicos que cambiaron el curso de la historia, derrumbando imperios, alterando sistemas económicos y cambiando el equilibrio del poder global. 


1929: La Gran Depresión

El crecimiento económico de los años 20 del siglo pasado destacó por la introducción de nuevas tecnologías, productos innovadores en el sector financiero y un entusiasmo sin límites por emplearlos por todos los sectores. Era el mercado alcista, que experimentó, incluso tras el ajuste por la inflación, un crecimiento bursátil del 400% en ocho años finalizando en 1929. Había razones económicas importantes y muy legítimas para el crecimiento. La productividad creció a un ritmo récord durante la década de los 20. Los automóviles y la electricidad también empezaban a transformar el mundo occidental de una cultura agraria a una urbana. Sin embargo, una exuberancia irracional, combinada con un exceso de recursos prestados (créditos) creado por las innovaciones financieras de la época, finalmente elevó los precios de mercado muy por encima de sus niveles lógicos. Por la falta de control gubernamental sobre el sistema financiero y sobre la economía en general, no hubo una mano fuerte que pudiera detener la caída al abismo una vez que terminó el optimismo del mercado. El largo camino hacia la recuperación de la crisis duró 25 años, pasando por una guerra mundial y una transformación irreversible de las instituciones gubernamentales. 


1789: La Revolución Francesa

Los últimos 250 años han visto numerosas crisis económicas, pero antes de la Gran Depresión, ninguna había afectado el curso de la historia mundial tan profundamente como la que estuvo detrás del colapso de la monarquía francesa en 1789. La Francia prerrevolucionaria era una nación en la que las élites adineradas engordaban mientras las masas pasaban hambre. La nobleza, el clero y la burguesía de clase media-alta suponían alrededor del 10% de la población francesa, pero tenían aproximadamente la mitad de todos los ingresos nacionales en 1788. Paradójicamente, la Revolución Francesa estalló después de que el rey Luis XVI destinara demasiado dinero del perteneciente a la corona a la revolución estadounidense. La deuda francesa se elevó a casi 3.000 millones de libras y la mitad de todos los ingresos terminaron yendo hacia la devolución de la misma, a pesar de que las tasas de interés anuales estaban por debajo del 6%. El déficit siguió creciendo después de la guerra debido a la construcción de la Armada en previsión de nuevas batallas con Gran Bretaña, así que los ministros de Finanzas empezaron a temer que se llegara a una situación de insolvencia. Los intentos de cambiar el Código Tributario francés por votación de la Asamblea fueron rechazados por la élite. La sangrienta revolución que siguió sacudió a Francia durante una década, llevando directamente a la época napoleónica y a la eventual transformación de Europa, que pasó de ser un mosaico de territorios vagamente alineados a albergar a varias potencias imperiales. Gran Bretaña se convirtió en el mayor beneficiario del colapso económico de Francia. 


1720: Las burbujas de las compañías del Mar del Sur y del Misisipi

Aunque la burbuja de los tulipanes es más conocida, las burbujas gemelas de South Sea Company (la Compañía del Mar del Sur) y la Compañía del Misisipi, hinchadas en Gran Bretaña y Francia a principios del siglo XVIII, tuvieron un impacto mayor en el mundo financiero global. Ambas burbujas se capitalizaron sobre el enorme interés público por las crecientes colonias americanas de los dos países y su potencial económico y ambas estallaron por la acción de charlatanes hábiles que gozaron del apoyo explícito del Gobierno. Antes de estallar, las burbujas se habían hinchado hasta tamaños verdaderamente asombrosos. Sin necesidad de proporcionar la más mínima evidencia que respaldara las promesas más extravagantes, las compañías se promocionaban como puentes a las incalculables riquezas del Nuevo Mundo. Contado con un amplio apoyo de sus gobiernos y grandes cantidades de dinero de sus respectivas cortes reales, gozaban de una legitimidad incontestable (aunque no verificable) que prestaba a todo lo que decían una apariencia de verdad. Fomentadas con toda clase de mentiras sobre los fondos de estas empresas en el Nuevo Mundo, los precios de las acciones se disparaban día tras día. En cuanto la recuperación de beneficios en la parte superior de cada burbuja se precipitó, muchos inversores quedaron arruinados. El enojo público producido por estas implosiones contuvo el desarrollo de los mercados comerciales tanto en Gran Bretaña como en Francia durante casi un siglo. El impacto financiero de las burbujas también fue enorme. Tras el ajuste por la inflación, la capitalización bursátil combinada de estas dos compañías alcanzó los 500 millones de libras esterlinas en su auge, aproximadamente el equivalente a la mitad de la producción económica de todo el mundo en aquellos momentos.

1627: La quiebra del Imperio español

Las vastas riquezas de oro y plata (unos tres billones de dólares) que mantenía el Imperio español a finales del siglo XVI gracias a las expediciones de los conquistadores al Nuevo Mundo, financiaban las numerosas campañas militares que llevaba a cabo en Europa. Como consecuencia, España expandió sus territorios hacia una gran parte de Italia, Alemania y los Países Bajos. Pero las constantes guerras y ocupaciones militares agotaban el tesoro español, que sufría una presión inflacionaria debido al influjo de plata y oro del Nuevo Mundo. En lugar de reformar las finanzas reales, el ineficaz rey Felipe III condenó a España a un descenso hacia la irrelevancia a largo plazo. El impago de las deudas de la corona impidió que el Imperio sofocara una rebelión holandesa en 1607. Este fracaso, cinco años después de que los holandeses establecieran la primera empresa con cotización bursátil de la historia, desplazó el poder económico de Europa hacia Ámsterdam. El esfuerzo reiterado para someter de nuevo a los Países Bajos en la década de 1620 por el recién coronado rey Felipe IV tropezó con un colapso económico desastroso en la provincia vital española de Castilla, en 1627. La corona española había devaluado su moneda hasta tal punto que esta se quedó efectivamente sin valor, y las fuerzas españolas tuvieron que vivir de los saqueos que llevaban a cabo en la mencionada provincia por algún tiempo. La bancarrota de España de 1627 fue la quinta en 70 años, pero esta puso al poder español en decadencia definitivamente, despejando el terreno para el crecimiento de los imperios mercantilistas de los Países Bajos y del Reino Unido. El ascenso al trono en 1665 del discapacitado y deformado (debido a los sucesivos matrimonios consanguíneos en la familia real) Carlos II fue el último clavo en el ataúd del Imperio español.

235: La crisis del tercer siglo y el declive de Roma

El tardío Imperio Romano, que se había expandido por todo el Mediterráneo y hasta partes de Oriente Medio, África y Asia Menor, vio su economía empezar a resquebrajarse en el siglo III. Hasta aquel tiempo Roma llevaba casi 800 años proyectando su poder, pero el sistema llegó a ser cada vez más frágil tras el asesinato del emperador Cómodo en el año 193. La dinastía que asumió el control tras su muerte reinó durante cuatro décadas hasta terminar en el año 235 con el asesinato del emperador Alejandro Severo a manos de sus propios soldados. La lucha por el poder que siguió, rompió la cohesión interna del Imperio y destruyó de este modo su red comercial. La degradación de la moneda estaba fuera de control, mientras el Imperio perdía también su dominio sobre las provincias exteriores y se veía obligado a acuñar monedas con cada vez menor cantidad de metal precioso. Ciudades y pueblos de todos los tamaños se arruinaban y destruían, porque Roma ya no podía pagar a las legiones que siempre habían mantenido la paz dentro de sus fronteras y garantizado la seguridad de los comerciantes y viajeros a lo largo de miles de kilómetros de carreteras. La avanzada economía interna interdependiente, basada en el comercio, se deterioró (sobre todo en la mitad oriental del imperio) pasándose a un sistema más feudal, en la que los grandes terratenientes construyeron entidades autosuficientes y otorgaron protección a los pobres a cambio de su libertad. El Imperio dividido finalmente se reparó en el curso de las campañas militares del emperador Aureliano en el año 275, pero nunca recuperó su antigua gloria. Ver también: La democracia como mercado político

3 mar 2015

Tratados de DD. HH. no firmados por USA

“Estados Unidos pretende dar lecciones a 'todo el mundo' sobre Derechos Humanos”. Sin embargo, no ha firmado ni ratificado tratados importantes. Estos son algunos a fecha 3 de Marzo de 2015.

– No ha ratificado la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW).

– No ha firmado el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena.

– No ha firmado el Protocolo de Kyoto de la Convención ONU sobre Cambio Climático -y es el mayor emisor de gases de efecto invernadero-.

– No ha ratificado los convenios contra crímenes de guerra ni contra crímenes de lesa humanidad.

– No ha ratificado el tratado de ONU sobre la prohibición completa de los ensayos nucleares.

– No ha firmado la convención Internacional contra el reclutamiento, la financiación y el entrenamiento de mercenarios.

– No ha ratificado el convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas.

– No ha ratificado el convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo.

– No ha ratificado la convención sobre los Derechos del niño ni contra la prostitución y pornografia infantil.

– No ha firmado el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Destinado a Abolir la Pena de Muerte.

– No ha ratificado el convenio relativo a la libertad sindical, negociación colectiva y sobre la edad mínima para el empleo.

– Suspendió su adhesión a la Corte Internacional de Justicia y al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.


2 mar 2015

Apadrina un valenciano. Liberalismo y neoliberalismo

LIBERALISMO

En la Europa de los siglos XVII y XVIII el espíritu emprendedor de la burguesía propuso otras opciones en las relaciones entre los hombres y el entorno hasta las ahora existentes. La figura del burgués, que se lanzaba al mundo para el comercio y contaba con su propia iniciativa para alcanzar sus objetivos, destaca sobre todo un periodo anterior donde los hombres fueron subordinados al pensamiento religioso.
En este contexto se movilizan varios pensadores en el esfuerzo de dar sentido a aquel mundo transformador. Un primer punto del pensamiento liberal defendió la idea de que el hombre tenía toda su individualidad formada antes de darse cuenta de su existencia en la sociedad. De esta manera el individuo estableció una relación entre sus propios valores y la sociedad. El modo más sensato para que el hombre pudiese equilibrarse entre sí mismo y la sociedad sería por el uso de la razón. Ésta consistía en la habilidad del hombre en experimentar el mundo a su alrededor (empirismo) y así ponderar sobre las formas más útiles e inteligibles de buscar sus intereses. Esa misma razón sería una capacidad visible en los hombres que tuviesen sed por el conocimiento. En la sociedad el uso de la razón también ayudaría en la construcción de mejores instituciones y prácticas. Camino para que el hombre pudiera equilibrarse entre sí mismo y lo social sería el uso de la razón. La razón consistió en la capacidad del hombre para experimentar el mundo y reflexionar sobre las formas más útiles e inteligibles para sus intereses. Esta misma razón sería una dote visible en los hombres que tenían sed de conocimiento. En la sociedad el uso de la razón también contribuiría a la construcción de las instituciones y las mejores prácticas. Este rasgo universal a todos los hombres, además de construir una imagen positiva del individuo, concibe la idea de igualdad. El derecho que el hombre tiene de actuar por el uso de su propia razón, según el liberalismo, solamente podría garantizarse por la defensa de las libertades. Tenemos en ese punto el eje central del liberalismo, que vendrá a criticar todo y cualquier acto que promueva la desigualdad o la privación a la libertad. En el aspecto político el liberalismo demostrará que un régimen monárquico dirigido por la voluntad individual de un rey puede colaborar con eficacia para garantizar la libertad. Es el momento de que la voluntad real se somete al interés de un grupo social, el Estado monárquico. De esta manera el gobierno debe representar la voluntad de una mayoría. Sólo a través de la democracia, implementada por el voto, el Estado podría actuar como representante de los intereses colectivos. Las leyes serían una especie de contrato, donde el colectivo social negociaría cómo podría firmar un tipo de gobierno dirigido hacia el mantenimiento de la libertad y de la igualdad entre los individuos. Con respecto a las cuestiones económicas, el liberalismo defendió el derecho de propiedad y libre comercio. El trabajo como manifestación del esfuerzo humano en la búsqueda de supervivencia daría al individuo el derecho de posesión sobre cualquier bien obtenido por el fruto de sus acciones. De esa manera la propiedad privada es vista en el pensamiento como un derecho natural del hombre que actúa. Además, el Estado no puede interferir en la economía, como sería una privación de la libertad de acción y sobre todo un gran riesgo de que la prosperidad material de la nación. Según los liberales, la propia economía desarrollaría medios para equilibrarse. En la medida en que el Estado impidiese o limitase algún medio de producción de riqueza, la prosperidad estaría amenazada o destinada a sectores restringidos de la sociedad. Como un sistema de pensamiento, algunos liberales tenían distintas concepciones entre sí mismos. Muchos de ellos tenían sus teorías refutadas por las sociedades de la época. En la obra del pensador Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), por ejemplo, la propiedad privada fue colocada como un mal responsable de la desigualdad entre los hombres. En respuesta, la burguesía del siglo XVIII refutaría esa tesis. Cada pensador liberal, en su camino y desde ciertas perspectivas, ha lanzado una especie de teoría. Sin embargo, en medio de la diversidad de sus ideas, se establecieron un conjunto de valores que integran razón, individualidad, libertad y la igualdad como principios en la búsqueda de la felicidad humana.

NEOLIBERALISMO

El término neoliberalismo se refiere a una serie de medidas económicas y sociales promulgadas por los economistas conservadores vinculados principalmente a la Universidad de Chicago (Escuela de Chicago), en los Estados Unidos.
El desarrollo del neoliberalismo se radica principalmente en Friedrich August Von Hayek (1899-1992), economista austriaco que desde 1940 aboga por una disminución de la acción económica del Estado en la economía. En esta perspectiva, el equilibrio de la organización económica y social son atribuciones del mercado capitalista, zona de libertad de la sociedad actual donde, a través de la competencia entre empresas y particulares se camina en una dirección de progreso social. Otro prominente economista del neoliberalismo fue el norteamericano Milton Friedman (1912-2006), también de la Universidad de Chicago. Friedman también fue un defensor de la reducción de la intervención estatal en la economía. Para él las instituciones del Estado deberían dejar de cumplir funciones de planificación e inversión económica limitándose principalmente a ejercer el control inflacionario a través de la emisión monetaria, dejando los demás aspectos de la economía a cargo de las empresas. Con una oferta menor de moneda en el mercado, los precios tendrían mayor dificultad de ser elevados. Esa propuesta neoliberal no se limita exclusivamente a la cuestión económica sino también a un posicionamiento político, social y filosófico, basada en una tradición liberal del capitalismo temprano. La gente debe liberarse de la tutela del Estado y así poder desarrollarse plenamente a través del individualismo, del representante de la democracia y la libertad de competencia económica en el mercado. Estas medidas asegurarían un equilibrio social atribuyendo al Estado la función de regular potenciales conflictos sociales existentes a través de la legislación. Y abundaría en la disminución de los gastos estatales ya que disminuiría la oferta de servicios dados a la población, recayendo a las empresas el reajuste. El neoliberalismo fue adoptado especialmente después de la década de 1970, cuando la recesión económica comenzó con el aumento de los precios del petróleo en 1971-75 llevando al cuestionamiento de la sociedad del bienestar social y al modelo soviético de organización social. ¿Sería función del Estado planear y realizar inversiones económicas? En el Consenso de Washington, en 1989, la respuesta de los gobernantes a esa cuestión fue negativa. Los primeros países en adoptar esas medidas fueron la Chile, gobernada por el dictador Augusto Pinochet; Inglaterra, liderado por Margaret Thatcher y los Estados Unidos, presidido por Ronald Reagan. Realizaron una serie de privatizaciones y se retiraron a una serie de beneficios sociales que fueron otorgadas a la población por el Estado, con el objetivo de reducir el gasto estatal. Estas medidas encuentran diversas resistencias (a excepción de la dictadura chilena), principalmente en el caso inglés, con una fuerte neutralización de los sindicatos que luchaban contra el desempleo resultante de estas medidas. Después del final de la década de 1980 y durante las décadas de 1990 y 2000, varios países comenzaron a adoptar las recetas neoliberales, principalmente en América Latina. Países como Argentina, México y Brasil iniciaron una serie de medidas que restringía la participación del Estado en la vida económica y social. Aunque consiguieron durante cierto tiempo garantizar la estabilidad económica, el aumento del desempleo y la ocurrencia de las crisis económicas derivadas de las medidas adoptadas se sintieron desde los años finales de la década de 1990. En muchos países, las soluciones eran una mezcla de acción del Estado en la economía y la libertad de actividad de las empresas. Todavía hay otras críticas del neoliberalismo y el capitalismo en general, afirmando que las empresas realizan funciones similares al Estado, porque ellas ejecutan, legislan, juzgan, castigan y vigilan como cualquier Estado. La diferencia es que no hay el mínimo control público, cabiendo apenas a las administraciones realizar ese control. Las empresas serían verdaderos Estados. Además, el crecimiento económico de estas empresas y la acumulación de capital, que resultan en las fusiones y las formaciones de grandes conglomerados, garantizarían a las compañías (principalmente transnacionales) el control de diversos sectores del mercado, formando, en su límite, monopolios que acaban extinguiendo la competencia en el mercado capitalista.Texto: @JavierGiner

27 feb 2015

La nueva guerra fría

Los actuales acontecimientos en Ucrania no solo tienen que ver con desacuerdos internos relativos a un mayor acercamiento a la Unión Europea o al mantenimiento de las tradicionales relaciones con Rusia. Tampoco es posible explicar los sucesos de las últimas semanas simplemente como el estallido de tensiones étnicas o nacionales existentes desde siempre en una región en donde conviven grupos propiamente ucranianos junto a otros de origen ruso (muy mayoritarios en ciertas regiones) y tártaros, entre otros.
Las divergencias entre partidarios de Rusia y los amigos de la UE habían encontrado fórmulas de arreglo (incluyendo elecciones anticipadas) que sin embargo fracasaron por la acción de comandos especializados en el sabotaje y la acción directa, y por la indecisión del gobierno, ahora depuesto. Las nuevas autoridades parecen incapaces de controlar el poder que les entregaron las turbas y se muestran aún más débiles frente a la espiral de tendencias separatistas que primero llevaron a la secesión de Crimea y su incorporación a Rusia (a la que siempre perteneció hasta que Moscú la anexó a Ucrania en los años 50 cuando ambas pertenecían a la Unión Soviética) y ahora se extienden por diversas localidades del este del país.
Pero la orientación más o menos europea o rusa del país y los encuadres problemáticos de sus regiones en la unidad nacional se podrían solventar sin violencia y mediante las negociaciones entre las partes implicadas si se hubiese podido neutralizar la pugna entre las grandes potencias que, de un modo u otro, editan de nuevo los conflictos de la Guerra Fría que sostuvo Occidente con el Campo Socialista. En la práctica son precisamente las grandes potencias las que ahora deciden el futuro de los pueblos de Ucrania: Estados Unidos y la EU de una parte, y Rusia de la otra, convertida ahora -junto a China- en la mayor competencia del capitalismo occidental por asegurarse materias primas, mercados, zonas de influencia y control de las vías del comercio mundial.
Si ayer Occidente justificaba la Guerra Fría como una cruzada contra el comunismo y como el propósito de llevar la democracia burguesa y la economía de mercado a todo el planeta, ahora el discurso se reduce a proclamar de nuevo la vocación civilizadora y democrática del Occidente rico frente a las pretensiones de Rusia y China, dos nuevas potencias que les disputan el dominio mundial. Aunque ya no cabe la excusa de combatir el comunismo siempre se puede utilizar el expediente de la lucha contra dictaduras odiosas nacidas de las entrañas del despotismo asiático (Rusia) o - por qué no- el renacer del conocido “peligro amarillo” (China) que de nuevo amenaza la civilización cristiana y occidental.
La Nueva Guerra Fría carece del velo beatífico de antaño. Ni Rusia ni China promueven la revolución socialista mundial ni Occidente la democracias representativa puesto que su propósito es la dominación mundial al precio que sea necesario. Se trata del viejo cálculo de traficantes que repite en las nuevas condiciones aquellas guerras coloniales mediante las cuales se saqueó todo el planeta y se crearon los grandes imperios de la era moderna. Por supuesto, todos se justifican con las más bellas palabras y con los más sanos propósitos. Pero sería de enorme ingenuidad no ver la intervención de Occidente en las guerras en curso, en las ocupaciones territoriales y en la sistemática destrucción de países enteros (Irak, Pakistán, Afganistán, libia y Siria entre los casos más recientes) o la abierta intervención mediante golpes de estado (Egipto). En ningún caso estas acciones se deben a la preocupación del Occidente rico por la suerte de estos pueblos. En realidad, luego de la “cruzada salvadora” solo queda destrucción y muerte. No es una coincidencia que los lugares en conflicto abierto formen un arco estratégico, parte del cerco global que las grandes potencias capitalistas tradicionales tienden alrededor de sus mayores competidores, Rusia y China.
Igual sucede en África, un escenario clave de esta Nueva Guerra Fría. Allí resultan idénticos los protagonistas y apenas cambian los métodos mediante los cuales los conflictos internos de cualquier país de la periferia del sistema se pueden convertir en la excusa perfecta para dirimir la confrontación de las grandes potencias. Y cuando no hay motivos, sencillamente se generan, que en eso también resultan grandes maestros los agentes de la desestabilización, sean éstos las empresas multinacionales o directamente los servicios secretos de las potencias.
Resulta todo un sarcasmo que Occidente acuse a los rusos de “intervenir” en los asuntos internos de Ucrania cuando es evidente su propia responsabilidad en los acontecimientos mediante la grosera injerencia de sus diplomáticos y de sus organizaciones “no gubernamentales”, sin que falten sus comandos de espías, saboteadores y desestabilizadores de cualquier gobierno incómodo. En este caso ha sido el débil gobierno de Yanukovich. Pero las experiencias de Yugoslavia y Libia seguramente sirvieron para que Moscú tomara nota y las cosas discurran ahora de diferente forma en Siria y Ucrania. En ambos casos el gobierno ruso vio el asunto como un movimiento de Occidente en su contra y reaccionó en consecuencia.
En América Latina esta Nueva Guerra Fría tiene ahora su principal escenario en Venezuela pero tampoco desatiende otros flancos como Ecuador y Bolivia ni la mayor preocupación de Occidente por Brasil, dadas sus dimensiones. Pero al parecer Maduro va saliendo airoso de la mayor ofensiva en su contra por parte de los instrumentos de Occidente (la llamada “oposición” interna). Igual de importante es la actitud de la mayoría de los gobiernos de la región que a diferencia de otras épocas rechazan abiertamente la utilización de métodos de desestabilización y guerra civil tan parecidos a los usados en Ucrania y detrás de los cuales, manejando los hilos, aparecen los mismos protagonistas externos. En efecto, más allá de los problemas de Venezuela, de las limitaciones de su sistema democrático o de la eficiencia de su gobierno para hacerles frente, se trata de deshacerse de un líder nacionalista incómodo (Maduro) para garantizar a Occidente el suministro de petróleo. Podría ocurrir que, en el contexto de esta guerra global entre potencias, los hidrocarburos venezolanos terminaran en China, afectando de lleno el suministro a los Estados Unidos (De Venezuela le llega casi el 15% de su consumo diario).
A las batallas de Ucrania o Venezuela seguirán seguramente otras, todas ellas en apariencia tan solo resultado de problemas internos pero en las que será imposible no ver la mano interesada de las grandes potencias en pugna. Sin embargo, y al igual que sucedió durante la Guerra Fría, los países afectados pueden aprovechar estas pugnas en su propio beneficio. En el caso de América Latina los gobiernos nacionalistas y de progreso - objetivos preferentes del capitalismo occidental- además de su integración en un bloque fuerte de naciones se pueden beneficiar de la pugna entre Occidente y el bloque ruso-chino tejiendo nuevas alianzas, y mediante la diversificación comercial disminuir la actual y casi única dependencia económica, tecnológica y militar de Occidente.
Cuba consiguió derrotar nada menos que a la primera potencia mundial con la ayuda del campo socialista. Da igual si esa ayuda fue una muestra desinteresada de Internacionalismo Proletario o resultado del interés soviético por poner en jaque a su rival (o ambas cosas). El hecho concreto es que los cubanos supieron hacer un uso muy inteligente y pragmático de esa ayuda sin la cual quién sabe qué suerte hubiese corrido su proyecto revolucionario. La autarquía es un ideal seguramente muy loable pero casi impracticable para países pequeños y sobre todo atrasados económica y tecnológicamente. De allí la importancia de los proyectos de integración regional en curso, los que bien gestionados ayudan a reforzar la soberanía nacional y potencian la capacidad efectiva de auto-determinación. En estos tiempos de Nueva Guerra Fría valen mucho las lecciones del pasado. Si Occidente opta por algún tipo de agresión cuando considere afectados sus intereses a estos países siempre les quedan Pekin y Moscú, no porque ellos encarnen ideales de libertad o democracia sino porque están en capacidad de comprar y vender, de suerte que ningún bloqueo lleve a la derrota de un proyecto nacional de progreso. Mientras la dependencia sea un lastre siempre es mejor diversificarla y no estar sometidos a los designios de un único centro de poder. Texto: Juan Diego García. Ver: Buscando al enemigo

26 feb 2015

Finanzas 'opacas' (Parte II de II)


                               El blanqueo sofisticado de dinero sucio  

El grupo empresarial Zeta Gas, el monopolio del gas licuado en México, opera con una red  de 85 sociedades, algunas meras sociedades instrumentales, entre las que se incluye Zetagas Holding radicada en Luxemburgo; según la prensa mexicana en, Agosto 2007, era objeto de investigación porque debido a su gran dimensión financiera estaba estructuralmente expuesta al blanqueo de capitales ilícitos.  Los 'Informes para 2007 y para 2006 de la Oficina contra el Narcotráfico del Departamento de Estado de los EEUU' dedican varias páginas a Luxemburgo; bajo una prosa aséptica aportan datos significativos de la importancia del fenómeno del lavado de dinero sucio en el Gran Ducado, aunque se reconozca un reciente esfuerzo de las autoridades por lograr un mayor control.  Destaca el hecho de que la mayoría de los bancos registrados allí sean filiales de bancos de Alemania, Francia, Bélgica, Italia y Suiza, de donde procede el mayor volumen de la actividad financiera, por lo que los clientes de esas nacionalidades suelen aparecer implicados en  un número significativo de informes sobre transacciones sospechosas. Aunque este microestado no sea un eje importante en la distribución de droga en Europa la dimensión y “el grado  de sofisticación” de su centro financiero ofrece grandes oportunidades para el negocio del dinero sucio, relacionado con el narcotráfico y la financiación del terrorismo. Estas observaciones son avaladas por el Informe del FMI de Diciembre de 2004 aunque considera que Luxemburgo dispone de “un sólido marco legal  y de supervisión penal de antiblanqueo y contra la financiación del terrorismo” y “en general cumple con casi todas las recomendaciones del GAFI” del cual es miembro. Pero ese marco legal es de dudosa eficacia en la práctica porque el alto volumen de negocios transfronterizos, el secreto bancario riguroso, la banca personalizada y “ciertos vehículos para inversiones” crean un entorno difícil para la efectividad de las medidas contra la financiación del terrorismo y el antiblanqueo, con un factor añadido en el escenario porque  este país carece de información sobre las operaciones transnacionales. El Informe de 2007 recomienda a Luxemburgo el refuerzo de la prevención del abuso de su sector financiero, regulando el uso continuado de acciones al portador y la ratificación del Convenio de la ONU contra la Delincuencia Transnacional Organizada. Ambos Informes citados señalan que la legislación del sector financiero de Luxemburgo refleja en gran medida las directivas europeas sobre blanqueo,  señalando deficiencias legislativas como la carencia de una base legal clara para la unidad de inteligencia financiera (la Cellule de Renseignement Financier), reclamándole que regule legalmente la utilización de acciones al portador y establezca normas sobre información de los movimientos transfronterizos de moneda.  La legislación luxemburguesa  autoriza la inaplicación de las normas del secreto bancario, estando los profesionales obligados a cooperar con las investigaciones; pero las estructuras formales y legales ocultan los vínculos sociales estrechos y las conexiones locales en este diminuto país donde una oligarquía influyente controla los resortes estatales, como revelan los libros del periodista francés Denis Robert, que corroboran el rasgo común a todos los paraísos  fiscales offshore en los que una élite local resulta beneficiaria directa de los negocios financieros con los no residentes.  Para lograr la condena judicial por lavado de dinero sucio, los fiscales tienen que demostrar la intencionalidad criminal, no bastando la negligencia que puede ser objeto de  multas elevadas. La intensa actividad de la delincuencia financiera ha hecho que el numero de informes sobre operaciones sospechosas detectadas aumentaron más del doble de 2001 a 2004, para descender al año siguiente. El Informe estadounidense menciona una serie de casos sometidos a procesos judiciales de los últimos años con datos sobre el desbordamiento que sufren las autoridades para controlar una actividad financiera tan voluminosa donde el marco neoliberal imperante con mecanismos opacos.  Y subraya que solamente se haya producido un procesamiento  sobre blanqueo, que aún estaba pendiente; y para 2007 estaba previsto la celebración de otro juicio más sobre blanqueo. Lo que  es un indicio de una gran actividad persecutoria del lavado de dinero sucio en el Gran Ducado.

Clearstream  International  

El auge financiero de Luxemburgo se asocia a la organización de la compensación y liquidación de las operaciones financieras transnacionales y sus pagos, sustituyendo las remesas de papel de los títulos y valores por anotaciones electrónicas, mediante la creación de Cedel, luego Clearstream. Esta cámara de compensación( clearing)  facilita las operaciones financieras por vía electrónica  (compras de acciones, bonos, depósitos, préstamos), que se ven simplificadas y consolidadas regularmente mediante la compensación electrónica interbancaria, que consiste en la acumulación de créditos y deudas de los operadores económicos y su liquidación y abono de los saldos resultantes, reduciéndose o eliminándose  el desplazamiento de efectivo; además del registro y garantía de la solvencia de la contraparte.  Cedel-Clearstream  junto con Euroclear en Bélgica son las dos sociedades de compensación de rango internacional en Europa.  Desde Julio de 2002 opera Clearstream International, resultado de la fusión de Cedel International y Deutsche Börse Clearing, la cámara de la Bolsa Alemana, propiedad del Deutsche Börse Group se ha convertido en proveedor principal de servicios de intercambio y liquidación de pagos sobre valores de renta fija y variable, mediante la compensación, liquidación y custodia de valores. En Diciembre de 2005, de las transacciones procesadas  sólo el  22%  se registran como operaciones bursátiles y el  78% son OTC (Over The Counter) operaciones extrabursátiles. En años recientes, los libros del periodista francés  Denis Robert (Revelation$, La boîte noire) revelaron las prácticas  de dudosa legalidad aplicadas por este “banco de bancos” como verdadera caja negra de las transacciones financieras relacionadas muchas con operaciones de dinero negro, mediante un doble sistema de cuentas codificadas, secretas o no publicadas, que  permitían a  bancos y grandes corporaciones efectuar transferencias que no quedaban reflejadas en los listados oficiales de la entidad; por lo general se trataba de cuentas de filiales domiciliadas en notorios paraísos fiscales offshore; por este sistema circularon operaciones de grandes escándalos financieros como el famoso caso del Banco Ambrosiano y la Banca rusa Menatep. En 2006 2007, Clearstream daba su nombre a otro escándalo político que implicaba a agentes del espionaje, jueces  y ministros del  Gobierno francés, mediante la  utilización de  sus listados, falsificados  esta vez al parecer.

LOS HOLDINGS FINANCIEROS SIN TRANSPARENCIA

En la actualidad, tras los EEUU, Luxemburgo es el segundo centro más importante en el mercado mundial de los fondos de inversión, gestionando  fondos con un valor combinado  de 1,7 billones de euros (unos 2,18 billones de dólares), según registra la Oficina estadounidense citada, siendo las compañías de seguros y de reaseguros los actores clave; dispone de una banca importante  y de una capitalización bursátil muy  superior a  la de las islas Caimán, Singapur o Hong Kong.  En 2006 había establecidos 154 bancos con un balance total de 824,000 millones de euros, casi veinticinco veces el valor del PIB luxemburgués, otro rasgo común a todos los centros offshore.  Y en la Bolsa de Luxemburgo cotizaban más de 35,000 títulos de valores emitidos por casi 4,100 entidades de unos cien países diferentes; y una nueva legislación aprobada permite la constitución de fondos de capital riesgo o societé  d´investissement en capital a risqué (Sicar). Y es que “su estricta legislación sobre secreto bancario permite a las instituciones financieras internacionales beneficiarse de y  operar una amplia gama de servicios  y actividades” bajo unas normas asumidas por sus profesionales bancarios, que pueden ser sancionados fuertemente por la revelación de datos sobre los clientes.

Los  holdings  29 y las SOPARFI

El emblema  del paraíso fiscal de Luxemburgo son los holdings 1929 -“H. 29”  en la terminología de los iniciados-  que al amparo de una regulación original de las sociedades de cartera de valores tienen por objeto poseer y administrar las participaciones financieras en el capital de otras sociedades, ofreciendo como mayor atractivo sus ventajas fiscales y su confidencialidad. Son los “holdings puros”  regulados por la ley desde 1929 que hay que distinguir de las sociedades de participación financiera (SOPARFI) amparados por otra ley de 1990.  Las diferencias esenciales entre ambas modalidades de sociedades de cartera son fiscales; mientras la SOPARFI esta sujeta a los impuestos, quedando exentos solamente los dividendos y las plusvalías por cesión de participación, el holding 1929 disfruta de una fiscalidad reducida al 1 % de la aportación en el momento de la suscripción del capital, y la tasa de pago anual  del 0,2 % del capital desembolsado; no pagando impuesto de sociedades, ni IVA, ni impuestos sobre las rentas sean de la naturaleza que sean, dividendos, intereses, tasa por autorizaciones, etc, pero no se beneficia de los convenios de doble imposición suscritos por Luxemburgo con los demás países; y se caracteriza, además, por  sus normas de constitución y de funcionamiento que garantizan la opacidad.  Estas ventajas fiscales se justifican oficialmente por el hecho de que el objeto social de las sociedades de cartera quedado limitado a  las operaciones financieras, no estando autorizadas para ejercer una actividad industrial o comercial; aunque es  evidente que  la regulación está concebida con la finalidad deliberada de  atraer capital  al Gran Ducado. Aunque los holdings y las SOPARFI se constituyen en forma de sociedades anónimas o de sociedades de responsabilidad limitada, la forma de SA es con  mucho la mas frecuente, porque permite la emisión de acciones al portador, transferibles inmediatamente; dos accionistas como mínimo, titulares personas jurídicas o físicas, residentes  o  no residentes, y un capital mínimo de euros con desembolso de un cuarto de ese capital en el momento de la constitución.  Para su publicidad mediante el registro de comercio y de sociedades, no se exige  aportar información de la composición de la cartera y la identidad de los acreedores  y deudores. (La modalidad autorizada varía según el tipo de actividad de la sociedad de cartera, como  holdings de control de un grupo de sociedades; holdings de gestión de una cartera de valores mobiliarios; para la promoción de la suscripción de acciones de  sociedades; para la gestión de la cartera de una patente; y holdings de financiación, para la emisión de  empréstitos en bonos u obligaciones cuyos ingresos sirvan para la financiación de las sociedades integradas en un grupo empresarial) 

Billones sin transparencia

En 2006 operaban unas 2,158 sociedades o fondos de inversión colectiva con activos financieros próximos a 1,7 billones de euros (2,18 billones de dólares), además, Luxemburgo tenía registradas unas 15,000 sociedades de cartera o holdings, más un buen número de compañías  aseguradoras y de compañías de reaseguros, según datos de la Oficina estadounidense referida. Actualmente los  miles de H.29 existentes se utilizan menos como instrumento de control de un grupo de sociedades, ya que los operadores financieros prefieren recurrir a las “sociedades de control de participaciones”, que es la denominación educada de las SOPARFI; mientras que los H.29 son preferidos por los acaudalados particulares para la gestión de patrimonios privados porque las rentas generadas no tributan en el Gran Ducado, aunque puedan tributar en el país de origen del accionista si son declaradas. De ahí que sean más instrumentos de gestión patrimonial que elemento de la estrategia fiscal de las corporaciones; dato en que se apoya la oligarquía luxemburguesa para considerar injustificado que estos holdings sean considerados como  practicas fiscales perjudiciales,  que políticamente Luxemburgo no está  dispuesto a suprimir.  Pero, tras cuatro años de investigaciones, en Julio de 2006 los servicios de la competencia de la Comisión europea alcanzaban la conclusión de que estos holdings son un mecanismo contrario a la norma de la competencia, pero sin imponer ninguna penalización a Luxemburgo. La Comisaria de la Competencia pedía a las autoridades luxemburguesas que eliminaran este régimen fiscal antes de finalizar 2006 pero el plazo oficial llega hasta 2010, aunque el ministro luxemburgués del Tesoro subrayaba que estas estructuras no tienen ahora la importancia que tenían porque se “destinan solo a la gestión de fortunas familiares”.  Y por otro lado, las SOPARFI también ofrecen ventajas fiscales. De ahí que la Agencia Carlton Press en Internet  ofrezca la constitución de una sociedad SOPARFI en Luxemburgo por un coste de 10,999 dólares estadounidenses, incluyendo la constitución, las tasas gubernamentales, las tasas del primer año, agente autorizado, directores testaferros, etc.; siendo suficiente un accionista y tres directores con exención fiscal offshore y abono de una tasa anual de 150 dólares (datos al 4 Feb 2006)  Esas estructuras que no sólo son un instrumento para la reducción de ingresos fiscales de sus socios europeos sino que su funcionamiento permite garantizar el anonimato a los políticos y funcionarios corruptos que utilicen este tipo de sociedad.
Desde luego, es obvio que la relevancia internacional de Luxemburgo se corresponde más con estas ventajas comparativas que con su dimensión geográfica o cultural, que abarcan entre otras cosas un buen número de convenios internacionales suscritos fuera del ámbito de la UE.  Como ejemplo de su influencia internacional, la Agencia para la transferencia de tecnología financiera de Luxemburgo, cuyo presupuesto para 2004 superaba los dos millones de euros, viene prestando asistencia técnica a los gobiernos y bancos de países del Este y Balcanes como República Checa, Rumania, Bulgaria, Croacia, Bosnia, Macedonia y también a Rusia, Ucrania y Egipto, contribuyendo con su experiencia y conocimientos técnicos a modelar los sistemas financieros ruso y chino. Texto: J. H. Vigueras. Ver: PARTE 1



25 feb 2015

Finanzas 'opacas' (Parte I de II)

Jean-Claude Juncker efectuó un retoque cosmético de un paraíso fiscal europeo suficiente para que alguna prensa anunciara en titulares que esta “gran finca” había suprimido el secreto bancario. Luxemburgo era un paraíso fiscal y financiero central. Precisamente durante la etapa de Juncker se gestaron los 548 acuerdos fiscales del País para favorecer con reducciones de impuestos a una trama de multinacionales integrada, entre otras, por: Pepsi, IKEA, AIG, Coach, Apple, Deutsche Bank, Amazon, Fiat, Burberry, Heinz o JP Morgan. Acuerdos que reveló la Organización de periodistas de investigación (ICIJ) basándose en investigaciones y informaciones obtenidas de fuentes internas de la auditora PrizeWaterhouseCoopers, una de las cuatro grandes del mundo. Dado que en seis años apenas han perdido actualidad, reproducimos aquí algunas páginas del libro ''La Europa opaca de las finanzas''. 


LAS FINANZAS OPACAS DE  LUXEMBURGO 

“A pesar de su posición como el  Estado más pequeño de los miembros de la UE (de los 15), es uno de los mayores centros financieros del mundo,  que permite  que se beneficien de su legislación  sobre el estricto secreto bancario  las instituciones financieras internacionales con operaciones de una amplia gama de actividades y servicios; la opacidad de los holdings luxemburgueses la ejemplifica el caso de la empresa española Ercross-Ertoil, aunque fuera un episodio más dentro del affaire de gran alcance de la petrolera francesa Elf-Aquitaine. En Enero de 1991 el grupo empresarial Ercros percibió  más de 36,000 millones de pesetas por la venta de su petrolera Ertoil a la sociedad de cartera  General Mediterranean Holding (GMH)  domiciliada en Luxemburgo; en Septiembre del mismo año este holding luxemburgués vendía la empresa adquirida  a la empresa española Cepsa por 46,000 millones, unos 10,000 adicionales, de modo que  la Hacienda española había dejado de ingresar el 35 % de esa plusvalía alcanzada, cerca de 4,000 millones según el informe de  la Fiscalía Anticorrupción. Y, además, a los accionistas  de Ercross se les privaba de su parte de los millones de plusvalía  que se quedó en poder de la sociedad luxemburguesa interpuesta.  Más aún; además de instrumentar la evasión de impuestos la sociedad luxemburguesa GMH interpuesta había sido utilizada como una mera pantalla de la compañía estatal francesa Elf-Aquitaine para obtener el visto bueno de la Comisión europea, puesto que Elf tenía una opción para adquirir Ercross, que luego se frustró.  Un episodio de un famoso caso judicial de la petrolera  gala con trascendencia internacional terminado con sentencia condenatoria. El Gran Ducado de Luxemburgo “es uno de los mayores centros financieros del mundo que permite  que se beneficien de su legislación  sobre el estricto secreto bancario  las instituciones financieras internacionales con operaciones de una amplia gama de actividades y servicios. Con más de un billón de euros en activos gestionados por la industria global  de los fondos de inversión Luxemburgo se une a los EEUU y Francia como uno de los tres primeros domicilios para la actividad de los fondos de inversión.  Luxemburgo está considerado como un centro financiero offshore, con bancos  de propiedad extranjera que responden de la mayor parte del total de activos bancarios.  Aunque hay unos cuantos bancos propios que operan en el país, la mayoría de los bancos registrados allí son filiales de bancos alemanes, franceses y belgas. Por esta razón y también debido  a la proximidad de estos tres países, una cuota significativa de los informes de transacciones sospechosas (de blanqueo) se refiere a operaciones en que intervienen clientes de esos tres países.

EN LA RAÍZ DEL PODER FINANCIERO EUROPEO

Como solía decir un famoso aristócrata español Luxemburgo es sólo una gran finca, con unos 480,000 habitantes que producen un PIB de 34,530 millones de dólares; pero este socio fundador de la CEE es “uno de los mayores centros financieros del mundo” que gestiona  unos 1,7 billones de euros solamente en fondos de inversión.  El Gran Ducado cuenta principalmente con una clientela no residente, atraída por regímenes fiscales que dan preferencia a ciertas actividades, aunque algunas predicciones estiman que su atractivo está condenado a perder fuerza. Tras los cuatro años de ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial, abandonaba su neutralidad anterior recuperando la unión económica con Bélgica y convirtiéndose en miembro fundador de la ONU y luego de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA)  y  uno de los seis signatarios del Tratado de Roma, constituyendo casi en paralelo el Benelux,  una unión económico-aduanera con Bélgica y Holanda. La configuración financiera arranca desde su conversión durante la posguerra en cabeza de puente de los EEUU  en Europa, que instalaron allí a las grandes empresas industriales (Good Year, Du Pont de Nemours y Monsanto) y bancos  como Wells Fargo Bank y  Bank of América, que por entonces era el primer banco mundial; a  lo que no fue ajena la amistad  intima que unía al Presidente estadounidense con la familia del Gran Duque. Después de que los primeros bancos estadounidenses descubrieran sus ventajas como plataforma del Euromarket, el mercado del  dólar en los sesenta y setenta, los bancos alemanes y escandinavos tomaron posiciones significativas, porque era un polo de atracción para inversores de  Alemania, Francia y Bélgica por sus bajos  niveles de tributación, la carencia de  retención fiscal  para no residentes sobre los intereses  y  los dividendos y las normas legales sobre el secreto bancario. Durante la etapa de los eurodólares y los petrodólares, como los eurobonos denominados en dólares estaban exentos de impuestos en el Gran Ducado, se convirtió  en una potente plaza financiera internacional; Alemania se aprovechaba del estatuto fiscal ventajoso de los holdings luxemburgueses e Italia invertía allí sus capitales más o menos legales. Otros factores favorables fueron también el régimen liberal de la Bolsa de Luxemburgo e incluso la creación en 1970 de la cámara de compensación de Cedel, luego Clearstream International. Y desde hace veinte años, el dinamismo financiero explica el notable crecimiento anual de su economía, al que no han sido ajenas sus características propias de paraíso fiscal que las autoridades del microestado han conseguido defender hasta ahora. En la década de los años ochenta, superada la crisis de la siderurgia, el país experimentó un segundo auge económico impulsado por las finanzas y, como reacción frente a las políticas fiscales de los vecinos, la actividad derivó hacia la banca privada o personalizada para las grandes fortunas; al mismo tiempo, que desarrollaba el mercado de los fondos de inversión.

 EL SECRETO  DEL NEGOCIO

En Septiembre de 2006, los bancos luxemburgueses gestionaban más de un billón de dólares y los activos de los fondos de inversión superaban los dos billones de dólares. Para entender este privilegiado centro financiero se requiere de una cierta perspectiva histórica. El Gran Ducado  fue incluido en la lista de 42 centros financieros offshore inventariados en el Informe de Mayo de 2000 del Foro de Estabilidad Financiera, organismo creado por los Gobiernos del G 7, siendo catalogado en el grupo  I, junto con Suiza, la isla de Man, Jersey y Guernesey; ante lo cual las autoridades  luxemburguesas expresaron sus protestas  porque consideraban que no reunía los criterios aplicados. No obstante, esta catalogación  no tendría que haber sorprendido porque, entre otros,  el famoso caso de la quiebra  del  Banco BCCI, cuya sede se encontraba en Luxemburgo, ya había revelado en 1991 uno de los mayores fraudes bancarios hasta la fecha en el mundo, que motivó el temor en Luxemburgo de que se le percibiera por la opinión pública como un paraíso fiscal que no disponía de control apropiado a  la dimensión de su plaza financiera. Su poder e influencia quedó patente, cuando asociado a Suiza, el Gran Ducado se opuso como miembro del Consejo de esta Organización al  Informe de la OCDE sobre la competencia fiscal perjudicial, alegando que “Luxemburgo no comparte la convicción implícita en el Informe según la cual el secreto bancario estaría automáticamente en el origen de una competencia fiscal nociva”. En otras palabras, mostraba su coincidencia con Suiza en la defensa del secreto bancario; aunque formalmente ambos países miembros se abstuvieron. Y quedaron ambos incluidos entre los 47 países con regímenes fiscales preferenciales identificados por la OCDE; aunque lograba no ser incluido en la lista oficial de paraísos fiscales de 2000. Pero su notoriedad como paraíso fiscal, llevó a ser incluido en una extensa investigación sobre el blanqueo de capitales y la delincuencia financiera en Europa llevada a cabo  por una delegación de parlamentarios de la Asamblea Nacional francesa, con un análisis  y un conocido Informe sobre Luxemburgo  que es una referencia obligada para el conocimiento  de los paraísos europeos y que define sus peculiaridades financieras y fiscales. En este documento se destaca que a diferencia de otros países como Suiza o Reino Unido,  carece de tradición bancaria y financiera y su desarrollo financiero reciente se ha basado en una legislación concebida para atraer al capital extranjero, adaptada a los requerimientos de los flujos  financieros con instituciones jurídicas como los holdings, los fideicomisos,  la domiciliación de sociedades y, en particular, la aplicación de un riguroso secreto bancario. Casi simultáneamente a su oposición al Proyecto de la OCDE, el Gran Ducado mantuvo durante años una posición de bloqueo en el largo proceso negociador que llevó a la Directiva de 2003, para mantener el secreto bancario. Y el establishment  luxemburgués estimó injustificado que se incluyera a los holdings 29 en el Informe de 2000 del Grupo de trabajo presidido por la Ministra del Tesoro británico, Dawn Primarolo, que identificaba cinco mecanismos luxemburgueses perjudiciales que posteriormente se han reducido parcialmente; pero en Julio de 2006 la Comisión europea emplazaba a Luxemburgo a su eliminación antes de 2010.  Aunque esas sociedades de cartera, refugio fiscal de grandes fortunas, no se ven afectadas por la  Directiva de 2003  que solo se aplica sobre los intereses abonados por los depósitos bancarios de particulares residentes en países de la Unión, sobre los cuales se aplica solamente en Bélgica, Austria, Suiza y los demás paraísos fiscales una retención fiscal  del 15 % en la fuente, en lugar de someterse al intercambio automático de información fiscal.

Fiscalidad luxemburguesa

Como se apunta en el Informe parlamentario francés, los luxemburgueses son los magos de la fiscalidad, que llegaron a crear una reducción fiscal  sobre un impuesto que no existía, de modo que los inversores que lanzaban estudios de producción  audiovisual estaban fiscalmente exentos pero podían ceder su  ventaja fiscal  a un luxemburgués Y los convenios internacionales, como el firmado entre Francia  y Luxemburgo en 1958 y 1970, estipulan que el impuesto será liquidado en el país de residencia del inversor, por lo que un francés que obtiene beneficios de sus cuentas luxemburguesas tiene que presentar la declaración ante la administración tributaria francesa; el único problema es que se puede olvidar de declarar sus beneficios sin el riesgo de que la banca luxemburguesa tan discreta le cree ningún problema; de ahí, el turismo fiscal hacia Luxemburgo  de miles de acaudalados franceses, alemanes y belgas.  Y de ahí también su abierta oposición a la armonización fiscal europea. Actualmente, los habitantes del Gran Ducado no viven en un paraíso fiscal puesto que el impuesto de la renta de las personas físicas varía del 8% al 38,95% (en 2005), habiendo suprimido recientemente el impuesto sobre el patrimonio que estaba fijado en 0,5%. A excepción de los holdings regulados por la legislación de 1929, las sociedades de capitales están sometidas al  impuesto de las colectividades y al impuesto comercial comunal y a diversos impuestos indirectos, como el de registro.  Por el contrario, para el sector  extraterritorial, offshore o de los no residentes la situación es muy distinta, ya que disfrutan de  exención tributaria.  La evasión fiscal no está reconocida como delito que  requiera la cooperación de Luxemburgo y el secreto bancario se aplica de un modo muy estricto, que no puede levantarse más que dentro de un procedimiento judicial en caso de delito grave, que no es el caso de la evasión fiscal. Por tanto, para los contribuyentes europeos es grande la tentación de pasar los fondos por Luxemburgo o no  declarar en el país de origen las rentas obtenidas o los fondos allí depositados. Texto: J. H. Vigueras. Ver: PARTE2

23 feb 2015

Neoliberalismo y desigualdad

El filosofo francés Rousseau sostiene que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de la voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Su origen es el resultado de la propiedad privada y de los abusos de aquellos que se apropian para sí de la riqueza del mundo y de los beneficios privados que se deriva de esa apropiación. El neoliberalismo no es tan sólo un conjunto de estrategias de carácter económico, sino que es una doctrina que se conforma como una estrategia global frente a los problemas sociales. La solución del reparto a favor del gran capital que significa el neoliberalismo ha sido posible al combinar la política económica y la cultural, la reconversión productiva y la reformulación de los grandes principios en que se habían guiado las sociedades occidentales, basada en los keynesianos desde 1945 a 1980. 


¿Cuáles son los principios filosóficos del neoliberalismo?

La filosofía neoliberal se basa en tres grandes principios: a) el individualismo posesivo. b) La desigualdad en la lucha competitiva del hombre por conseguir bienes. c) La sociedad capitalista contemporánea es la sociedad democrática por excelencia. El neoliberalismo delimita la grandeza del ser humano a la capacidad de generar ingresos monetarios, exacerba el individualismo y la carrera por ganar y poseer. Desata la codicia, la corrupción y la violencia y, al generalizarse en los grupos sociales destruye socialmente la comunidad. Se impone así un orden de valores ,donde priva la libertad individual para acceder al consumo de satisfacciones y placeres.

¿Cuáles son sus principios económicos?

Hay que disminuir la extensión del Estado, para aumentar el protagonismo de la sociedad individual. La historia ha llegado a su fin y por lo tanto no cabe plantearse la superación de la sociedad capitalista. El neoliberalismo lleva a la democratización. La realidad es que ha traído una disminución de la democracia: 
El mercado resuelve todos los problemas de la sociedad.
La política económica neoliberal es la única posible.
El objetivo principal es subirse al carro de la modernidad.
Hay que desregular para ganar en competencia y eliminar trabas y restricciones a los intercambios comerciales.
El sector privado es el eficiente, las privatizaciones son la solución.
Hay que insertarse en el mundo y asumir que vivimos en una sociedad globalizada. El capitalismo se basa en la desigualdad social, pero este capitalismo social busca un equilibrio entre riqueza y pobreza. Al terminar la II Guerra Mundial el capitalismo se encontró con un modelo alternativo que cuestionaba su hegemonía: el comunismo. Esto hizo que desarrollara el llamado capitalismo social, para así poder dar réplica al modelo comunista. La duración de este periodo abarca desde finales de la II Guerra Mundial hasta la década de los ochenta, donde se produce la crisis del modelo comunista y termina con la caída del muro de Berlín. Este modelo social se basaba en un equilibrio entre las élites dominantes y el mundo del trabajo, donde el papel de los sindicatos era muy importante, como defensores de las clases trabajadoras. Como sabemos, el capitalismo se basa en la desigualdad social, pero este capitalismo social busca un equilibrio entre riqueza y pobreza. Para mejorar esta desigualdad estaba el papel del Estado, con una función redistribuidora de la riqueza a través de los impuestos, de esta forma se controlaba la desigualdad, y es ahí, donde nace el estado del bienestar o también el llamado “salario social”. De esta manera el Estado asegura a la población el derecho universal a la educación, sanidad, pensiones… Es decir: el Estado a través de un sistema impositivo progresivo redistribuía entre las capas desfavorecidas la riqueza que se creaba y se garantizaba a toda la población un mínimo estado de bienestar. Con la desaparición del modelo comunista y al no tener un enemigo que le modere, el capitalismo vuelve a las andadas de sus inicios y empieza a ejercer todo su poder sin ninguna cortapisa como había tenido anteriormente. Como vemos la economía crece, pero la situación de la mayoría social no ve mejorar su situación en igual medida. Sin embargo, bancos y empresarios cada vez ganan más. El primer paso consistió en domesticar a los sindicatos con el objetivo de empobrecer al mundo del trabajo y quitarles el poder que antes habían adquirido. Así se han permitido hacer reformas laborales que han significado unas peores condiciones de trabajo, menos derechos sociales, despido casi libre y menores salarios.
Veamos algunos datos; en España en el año 2000, el mundo del trabajo representaba el 55% del PIB y el mundo empresarial y financiero suponían el 45 %. En el año 2014, el mundo del trabajo está en el 45% del PIB y el mundo empresarial y financiero en el 55% y con tendencia creciente.
El segundo aspecto sería el llamado “salario social” que era el que garantizaba el Estado. Prácticamente está desapareciendo a gran velocidad con el argumento de que no hay dinero. El Estado no tiene dinero porque tiene una política fiscal favorecedora de las elites. Los impuestos han dejado de ser progresivos, la defraudación fiscal no se combate, se estimula la economía sumergida. El mensaje que nos venden continuamente es que “hay que bajar los impuestos”, pero esto significa menos Estado y menos estado de bienestar y así vemos como las políticas fiscales en Europa van en esa línea. Como vemos, el neoliberalismo nos lleva al desastre económico y social, como ya lo estamos sufriendo en la actualidad. Al no tener un contrapoder y considerarse un modelo único y perpetuo se irá mostrando cada vez más regresivo y represivo y donde la democracia será un adorno justificativo. Como vemos la economía crece, pero la situación de la mayoría social no ve mejorar su situación en igual medida. Sin embargo, bancos y empresarios cada vez ganan más. Malos tiempos nos toca vivir, si no somos capaces de ser conscientes a donde nos llevan estas élites minoritarias irresponsables y que nos empiezan a recordar a los inicios del capitalismo salvaje del siglo XIX. Debemos reaccionar y hacer frente a esta injusta corriente del neoliberalismo. Texto: Edmundo Fayanás.

19 feb 2015

La abdicación

La abdicación del Monarca, designando a su hijo Felipe como su sucesor en la posición de Jefe del Estado, ha generado toda una serie de eventos predecibles. Entre ellos, el más llamativo e importante es la respuesta unánime del establishment español, definiendo como tal al entrelazado de poderes que dominan los sectores financieros y económicos del país, los políticos que gobiernan el Estado, y los ideológicos y mediáticos que promueven los valores que lo sustentan, desde la Iglesia a los medios de información y persuasión. Este establishment se ha movilizado en bloque para expresar su agradecimiento al Monarca por habernos traído la democracia, tras una Transición que definen como modélica, añadiendo un elogio, igualmente unánime, hacia el que será nuevo Rey de España, Felipe VI, al que consideran como una figura perfecta para tutelar los cambios que consideran necesarios para asegurar la permanencia de este establishment en el poder. Contradiciendo la narrativa de su discurso oficial -según la cual el Rey es una mera figura simbólica-, esta estructura de poder pide al nuevo Rey que dirija los nuevos cambios que el país (es decir, sus intereses particulares) necesita, tal como hizo el que hoy abdica durante la Transición. La gran portada del principal rotativo de España, El País, así lo exigía, en su titular “El Rey abdica para impulsar las reformas que pide el país”, añadiendo, por si alguien no lo interpretaba bien, que el Príncipe de Asturias tiene la madurez necesaria para asumir esa responsabilidad. El País, hoy dirigido por una persona claramente de derechas, habla cada vez más claro y transparente en nombre de este establishment. Que conste, pues, que tal establishment nunca vio al Rey como una mera figura simbólica, sino como un garante de su poder.


La predecible unanimidad

Reflejando la inexistente diversidad ideológica de los grandes medios de información españoles, su respuesta a la abdicación ha sido unánime, variando solo en el grado de vasallaje que han expresado en su admiración hacia el Monarca y su entusiasmo hacia su heredero. Este comportamiento señala, una vez más, la enorme distancia existente en España entre el establishment (incluyendo el mediático) y la población. Según la última encuesta del CIS (abril de este año), la Monarquía es una de las instituciones menos populares existentes en España. En una escala de 0 a 10, la valoración es de 3,7. Es interesante subrayar que esta baja valoración existe a pesar del apoyo prácticamente unánime de los mayores medios de difusión a la Monarquía. Esta distancia aparecerá también de una manera clara en la votación de las Cortes españolas, donde nada menos que el 90% de los parlamentarios votará a favor de la transferencia de poderes del Rey Juan Carlos a Felipe. Lo que las encuestas señalan es que el porcentaje de la población que favorece la continuidad de la Monarquía es mucho menor que ese porcentaje, siendo incluso muy minoritario entre la juventud. Ello es un indicador más, de los muchos ya existentes, de la enorme distancia entre las Cortes españolas y el sentir de la mayoría de la ciudadanía en este país, incluyendo la juventud.

El porqué del deterioro del apoyo popular a la Monarquía

Muchas han sido las causas de este deterioro, que ha sido gradual, aunque se ha acentuado más a medida que el establishment español y su Estado también han ido perdiendo apoyo (e incluso legitimidad, en la medida en que muchas de las políticas públicas impuestas por el Estado a la población carecen de mandato popular, tales como los recortes) entre la ciudadanía. El conocido eslogan del movimiento 15M “no nos representan” es ampliamente percibido como acertado por la gran mayoría de la ciudadanía española. La Monarquía está perdiendo popularidad, pues, a la vez que todas las instituciones del establishment español, el cual es plenamente consciente de esta situación y está sumamente preocupado. Nunca antes se había dado, durante el periodo postdictatorial, una agitación social y política que expresara un descontento generalizado tan profundo. Y hace solo unas semanas hubo en Madrid una de las mayores protestas que esta ciudad haya visto (según observadores extranjeros, creíbles en sus reportajes, la multitud estaba entre un millón y medio y dos millones de personas), con población venida de toda España, para manifestarse contra las políticas que está imponiendo el Estado, que carecen de mandato popular y que cuestionan su legitimidad. Y no pasó desapercibido para este establishment que la bandera más enarbolada en dicha manifestación fuera la bandera republicana, que se ha convertido en el símbolo de la España que se desea como alternativa a la existente.

¿Por qué ahora la abdicación?

La abdicación es un intento de revertir el descenso de la popularidad de la Monarquía y, con ella, del establishment español. Refleja su enorme preocupación sobre la viabilidad del sistema político establecido durante la Transición inmodélica, realizada bajo el enorme dominio de las fuerzas conservadoras, que controlaban y continúan controlando el Estado. Ello explica la recurrente apelación a la Constitución española, denominada la Carta Magna (que esas fuerzas dominaron y tutelaron en su desarrollo), como fuente de cualquier legitimidad, presentándola como un documento pactado entre los sucesores de los que ganaron la Guerra Civil (que tenían todo el poder) y los que la perdieron (que acababan de salir de la clandestinidad), y que sería interpretada, en última instancia, por el Tribunal Constitucional, dominado por las fuerzas conservadoras. De ahí la constante referencia a la Constitución como marco que define lo que es o no aceptable por dicho establishment.
Además de la concienciación, por parte del establishment español, de la necesidad de intentar recuperar la popularidad de la Monarquía (y, por tanto, del establishment) mediante la abdicación del Rey, había y hay una sensación de urgencia, de que tenía que ocurrir pronto. Y un factor que explica esta sensación de urgencia fue el conocimiento de que el bipartidismo, que ha jugado un papel clave en la estabilidad del sistema político, se está resquebrajando, y ello a pesar de que la ley electoral (escasamente proporcional, y que facilita tal bipartidismo) continua vigente. El resultado de lo que ocurrió en las elecciones al Parlamento Europeo era predecible. Ello implicaba que algo debía hacerse, y pronto, pues una alianza de los partidos a la izquierda del PSOE y una posible rebelión de las bases de ese partido contra sus élites gobernantes podrían imposibilitar el consenso institucional existente en las Cortes y dificultar un cambio en la persona que ocupará la posición de Jefe del Estado. De ahí la urgencia de que se hiciera lo más pronto posible. Es más, el establishment es plenamente consciente de que cualquier alargamiento del proceso de transición de Juan Carlos I a Felipe VI podría dar pie a una movilización popular que cuestionase el hecho de que al pueblo español nunca se le haya dado la posibilidad de votar específicamente sobre la bondad de estar gobernados por un sistema monárquico o por uno republicano. La voluntad expresada en el referéndum sobre la Constitución incluía muchas otras dimensiones, además de este elemento, en un momento en el que las alternativas eran la continuación de la dictadura o el establecimiento de una democracia muy incompleta, regida por un Estado muy poco representativo y con una escasísima dimensión social, consecuencia de que el pacto que condujo al establecimiento de ese nuevo sistema político estuviera basado en un enorme desequilibrio de fuerzas.

La petición democrática

El claro hartazgo de la mayoría de la ciudadanía española hacia las instituciones democráticas, reflejadas en el Estado español, se basa no en una oposición a la democracia (maliciosamente definida la oposición a tal Estado como movilizaciones antisistema), sino en la enorme tergiversación de la democracia llevada a cabo por parte de la clase política y funcionarial que controla y gobierna dicho Estado. Es un hartazgo que exige mayor, no menor, democracia, rompiendo con las estructuras, prácticas e ideologías heredadas de la dictadura y que se perpetuaron en el Estado postdictatorial, resultado de una Transición inmodélica por lo enormemente desequilibrada que fue. En contra de la enorme idealización que se ha hecho de la Transición (a la cual ha contribuido el mundo académico y mediático), tal proceso no significó una ruptura con el régimen anterior. Todo lo contrario, fue la incorporación dentro del Estado de elementos democráticos de carácter representativo (muy limitados por una ley electoral escasamente proporcional, favorable a las fuerzas conservadoras, que fomentaba el bipartidismo) bajo el dominio de los herederos del régimen dictatorial. Pero no hubo ningún tipo de ruptura o purga, estableciéndose una clara continuidad del establishment español, liderado por el Monarca.
Una pieza clave en su perpetuación fue el aparato dirigente del PSOE que, al beneficiarse del bipartidismo, pasó a ser uno de sus máximos defensores. Hay que subrayar que el sistema electoral les benefició como partido (aunque menos que al Partido Popular), pero no como proyecto, pues las estructuras de poder financiero y económico que han dominado el aparato del Estado durante este periodo democrático han dificultado el desarrollo del proyecto socialista. Es cierto que el enorme déficit social heredado de la dictadura disminuyó (aunque no desapareció) durante los mandatos del PSOE. Pero este no tuvo la suficiente fuerza o la necesaria vocación transformadora para cambiar sustancialmente aquella enorme influencia del poder financiero y económico, que configura en España lo que es “posible” o “razonable”. El gasto público social por habitante en España continúa estando entre los más bajos de la Unión Europea de los Quince.
Hoy, la población española está harta y enfadada con este Estado y con la casta política que lo ha estado gobernando. Las encuestas así lo muestran, un hastío y rechazo que es mayoritario entre la juventud. La esperanza de aquel establishment es que un Rey joven pueda ayudar a diluir tal enfado y rechazo. En una respuesta desesperada, acompañada, por cierto, con un aumento muy notable de la represión por parte del Estado.
Frente a esta situación, las fuerzas auténticamente democráticas deberían movilizarse para exigir una ruptura con aquel Estado, que significó la continuación de muchos de los aparatos y personajes del Estado dictatorial, y el establecimiento de una democracia real que tenga elementos representativos basados en un sistema auténticamente proporcional (que garantice la misma capacidad de decisión en la gobernanza del país a cada ciudadano) y elementos de democracia directa, es decir, que los ciudadanos tengan el poder de decidir a través de referéndums vinculantes a todos los niveles del Estado temas como, entre otros, el de tener una Monarquía o una República. Ni que decir tiene que el establishment se opondrá a muerte a estos cambios. Este establishment es una continuación directa del que realizó el golpe militar en 1936. Pero si las fuerzas democráticas se unieran en este propósito, poniendo las necesidades de la ciudadanía por encima de sus intereses partidistas, con una amplia coalición de movimientos sociales (desde sindicatos a asociaciones de vecinos, entre otros muchos) y partidos políticos autenticamente contestatarios, comprometidos con la democracia y defensores de la soberanía de los distintos pueblos y naciones de España frente a los falsamente “patriotas” que dócilmente han servido a los intereses extranjeros, podrían movilizar a la mayoría de la población frente a una minoría que gobierna y que no tiene hoy legitimidad para hacerlo. Texto: Vicenç Navarro. Ver: Las abdicaciones en España