A.Jalife-Rahme
Un analista posmoderno
debe estar siempre en interacción con sus lúcidos lectores, quienes han
mostrado, para mi gran asombro, una gran cultura y un enorme interés sobre la
geoestrategia de China. Los principales militares de Estados Unidos, general
Martin Dempsey, jefe de estado mayor de las fuerzas conjuntas, y general James
Cartwright, anterior vicedirector de las fuerzas armadas conjuntas, durante una
conferencia en Virginia Beach, Virginia, 'Guerra Conjunta’, se pronunciaron en
contra de un conflicto con Rusia y China. El general Martin Dempsey advirtió
sobre el peligro de caer en la trampa de Tucídides: decretar la guerra
simplemente por temor al poder ascendente de China. En su Historia de la guerra
del Peloponeso, el genial Tucídides (siglo V a.C.) redactó que lo que hizo la
guerra inevitable fue el crecimiento del poder de Atenas y el miedo que esto
provocó en Esparta. A juicio del general Martin Dempsey existe amplia historia
sobre el trato de una superpotencia con una potencia en ascenso, por lo que
Estados Unidos debe ser la superpotencia que rompa ese paradigma. Indicó que
existen excelentes relaciones militares con China a nivel de servicio y que se
está tratando de elevarlas uno o dos puntos. En efecto, el general Martin
Dempsey hace mucho que ha advertido en contra de caer en la trampa de un
conflicto con China simplemente por el temor de su ascenso como potencia
global. Los dos importantes militares son unas palomas frente a los
superhalcones del Partido Republicano y su flamante candidato Mitt Romney (el
tercer Bush), quienes en su vida no han disparado una arma pero están
dispuestos a detonar la tercera guerra termonuclear contra China y Rusa,
valiéndose del inflamatorio contencioso de Irán. En la principal conferencia
del 15 de mayo, el general James Cartwright fustigó el proceso en el Congreso y
el ala ejecutiva donde se están acumulando recursos para llevar agua al molino
de la estrategia bélica de la administración Obama, que se basa primordialmente
en el concepto de batalla aire-mar (air-sea battle: ASB). El concepto ASB ha
sido desarrollado conjuntamente por la fuerza aérea y la marina en contra de
medidas anti-acceso/negación de territorio (anti access/ area denial): tomadas
por ciertos países para mantener a las fuerzas de Estados Unidos lejos de un
rango en caso de un conflicto. El antecedente de ASB fue la doctrina batalla
aire-tierra (air-land battle: ALB) de la década de los 80, en la que el
ejército terrestre y la fuerza aérea desarrollaron un plan de batalla en contra
de la formación de tanques soviéticos estacionados en Europa. El Pentágono es
muy ambiguo en admitir que ASB está destinado a China y, en menor medida, a
Irán. ¿El teatro de batalla en Irán sería la experimentación de ASB contra
China? Los proponentes de ASB no se atreven a tocar ni siquiera con el pétalo
de una rosa sin espinas a Rusia, cuyo arsenal nuclear puede hacer desaparecer
del mapa a Estados Unidos en 15 minutos; los dos, Estados Unidos y Rusia, se
extinguirían mutuamente. Corre una broma geoestratégica, de que en caso de una
guerra entre Estados Unidos y Rusia el gran vencedor resultaría China. El
general James Cartwright criticó a quienes ven en el ASB el Santo Grial para el
Pentágono en el futuro y señaló que su grave problema versa en la innecesaria
demonización de China, lo cual no está en los mejores intereses de nadie. El
general James Cartwright reconoció que la reciente estrategia pivote –la
doctrina Obama para Asia: retiro de tropas de Irak y Afganistán y
reposicionamiento en las salidas de los mares de China (mar del Sur, mar
Amarillo y mar del Este)– ha sido interpretada como si Estados Unidos hubiese
abandonado al resto del mundo para concentrarse en contener a China. Rechaza
que esto sea así pero reconoce la contradicción inherente entre la estrategia
pivote de Obama para Asia y el concepto ASB, con el fin de formular una
estrategia homogénea. Esta búsqueda de la estratégica cuadratura del círculo se
complica más debido a la impugnación de Rusia en contra del despliegue de
Estados Unidos de su escudo misilístico de defensa en Europa, por lo que el
general James Cartwright aconsejó reconsiderar la estrategia de Estados Unidos
con China y Rusia antes de entrar a un conflicto estratégico con ambos. El general James Cartwright divulgó
las dos preocupaciones que le han sido expresadas en su diálogo con Rusia: 1)
la posibilidad de que el escudo misilístico de defensa de Estados Unidos sea
capaz de alcanzar y tocar su sistema intercontinental balístico de misiles
(ICBM, por sus siglas en inglés) y, por consecuencia, desajustar el equilibrio
de poder”; 2) la potencialidad de que se genere un escenario en que Estados
Unidos lance un ataque preventivo y luego utilice el escudo misilístico para
eliminar sus fuegos residuales (v.gr. lanzamiento de represalias de sus
remanentes ICBM). The last but not the least: la preocupación de Rusia sobre el
escudo de misiles de Estados Unidos (Block IIB Standard) a instalar en Polonia
y Rumania, que el general ruso Nikolai Makarov ha amenazado destruir en forma
preventiva. Al unísono de la mencionada conferencia de Virginia Beach, se
celebró un debate sobre el concepto ASB bajo los auspicios de Brookings
Institution en Washington en el que el jefe de estado mayor de la fuerza aérea,
general Norton Schwartz, y el almirante Jonathan Greenert, jefe de operaciones
navales, intentaron convencer a su audiencia de las supuestas bondades del ASB,
negando que estuviese destinado a cualquier potencial adversario en particular.
¡Cómo no! ¿Cuál sería entonces su utilidad, en última instancia, en momentos
del recorte del presupuesto del Pentágono y de la grave crisis económica de
Estados Unidos? Lo que emergió de la discusión en Brookings Institution fue el
reparto de tareas de la fuerza aérea y la marina con la necesidad de Estados
Unidos para mantener la libertad militar de acción en cualquier parte del
mundo. Según el almirante Jonathan Greenert, no se trata de una campaña
particular, sino de un importante objetivo estratégico para el acceso, es
decir, Estados Unidos no puede permitir la inaccesibilidad de cualquier punto
del planeta que considere fundamental para el libre intercambio global de
bienes y servicios. Se desprende que la palabra acceso es jerárquicamente
prioritaria para la presencia de Estados Unidos en el océano Pacífico,
responsable en gran medida del crecimiento económico y la estabilidad en la
región, como ha sucedido en las pasadas décadas. Ergo, la estratégica
cuadratura del círculo que no despejó el general James Cartwright, su colega
más bélico, el almirante Jonathan Greenert la resolvió a su manera sofista:
conectó el concepto ASB con el pivote estratégico en la Cuenca del Pacífico. A
mi juicio, si se trata del océano Pacífico, es evidente que todo tipo de
contramedidas se aplica específicamente a China y a su economía orientada a las
exportaciones. La palabra acceso se refiere a los mares de China que son su
oxigenación al océano Pacífico. Estados Unidos desentierra a Tucídides 26
siglos más tarde.
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