Aunque la noción de crisis se ha convertido en un lugar común, pues todo el mundo quiere salir de la crisis, es dominante aún la confusión general acerca de lo que es realmente una crisis económica.
Y por más que se publican libros y libros sobre las diferentes crisis que se están dando (crisis financiera, crisis económica, crisis de la deuda, crisis ecológica, etc.) la incertidumbre se mantiene. No es tampoco extraño, pues las distintas escuelas de pensamiento -a la que nos adscribimos cada uno de los economistas- ofrecen diferentes interpretaciones de lo que está pasando y, por consiguiente, también de lo que habría que hacer para acabar con la crisis. Mi intención es ofrecer aquí un mínimo pero solvente marco de análisis que permita clarificar el significado último de lo que es una crisis, sin entrar a valorar cuál es mi propia interpretación, con el objetivo de ayudar al lector a situar la situación actual. Crisis es interrupción. Y, concretamente, interrupción del ciclo productivo. Esto quiere decir que se han detenido los mecanismos por los cuales nuestras economías producen bienes y servicios. Estos mecanismos son los mismos que nos permiten crear puestos de trabajo y producir bienes materiales que cada vez son mejores en términos técnicos. Es decir, lo que se ha detenido ha sido el proceso de avance económico, de crecimiento económico. Y sin él, ni tenemos empleo ni avance técnico -al menos bajo el sistema económico actual. Para Marx y Keynes la forma más útil de entender el ciclo productivo era a partir de los esquemas que elaboró el primero de estos autores. En una economía capitalista el ciclo productivo está descrito por el proceso D-M-D’. Es el llamado ciclo del capital, y representa en abstracto el proceso por el cual un capitalista obtiene dinero (D), produce mercancías (M) y luego las vende por una cantidad de dinero superior a la inicial (D’). La diferencia entre D’ y D es el llamado excedente económico. Esto significa que cuando el capitalista recibe D’ dedica ese dinero a reiniciar el ciclo productivo de forma que ahora es D’-M-D”, donde ahora D” es mayor que D’. Esa reinversión del dinero es lo que permite, entre otras cosas, los desarrollos tecnológicos y los nuevos empleos. Y, por supuesto, el hecho de que las expectativas de lo que será D’ sean mayores que D es una condición necesaria para que el ciclo funcione. La aceptación de que este es el proceso que mueve la economía capitalista conlleva aceptar que es un sistema dinámico y siempre en evolución. Es este ciclo productivo el que se ha roto para la economía en su conjunto. Pero puede haberse roto por muchos sitios diferentes, ya que como proceso real no es ni homogéneo ni atemporal. Vamos a ver algunas posibilidades. En primer lugar, este ciclo puede romperse en la obtención de las materias primas o los trabajadores necesarios para producir. Imaginemos que antes de comenzar a reproducir el ciclo, el empresario se da cuenta de que los materiales que necesita no están disponibles o se han encarecido demasiado. Por ejemplo, el trigo o el petróleo. En el caso de que falten, el ciclo no puede reproducirse de ninguna forma (crisis). En caso de que sean demasiado caros, la expectativa de ganancia será menor y por lo tanto es posible que el capitalista no quiera arriesgarse a iniciar el ciclo (crisis). Las soluciones históricas que se han dado a este tipo de crisis, analizadas desde las teorías del imperialismo, son invasiones militares a las zonas geográficas donde se encuentran los recursos necesarios. Por otra parte, también podría faltar el número de trabajadores, por ejemplo porque estamos en una economía de pleno empleo o porque sencillamente no hay gente que quiera trabajar en determinados sectores (crisis). Históricamente se han dado en determinados países, y se han resuelto siempre con inmigración o represión. En segundo lugar, puede romperse el ciclo en el ámbito de la producción, es decir, cuando ya hay dinero invertido en la empresa. En estos casos las huelgas, los boicots, los sabotajes, etc. pueden interrumpir el proceso productivo e impedir que se complete (crisis). Históricamente se han resuelto con represión o con procesos de negociación entre las partes enfrentadas en el conflicto laboral. En tercer lugar, puede darse al comienzo del ciclo por falta de financiación. Cuando las economías están desarrolladas lo normal es que los capitalistas individuales no tengan dinero suficiente para acometer proyectos de gran envergadura. En ese caso se recurre a los mercados financieros (desde el préstamo -también para capitalistas individuales- hasta los títulos financieros, pasando por las acciones). Cualquier crash financiero, o ruptura del canal que permite que llegue D al ciclo productivo, llevará a una interrupción del ciclo (crisis). Estamos entonces en una crisis financiera que se traslada a la economía real por lo que vulgarmente llamamos “cierre del grifo crediticio”. Otra cuestión distinta será entender por qué se produce la crisis financiera. En cuarto lugar, puede que el ciclo se rompa al final, es decir, a la hora de vender la producción. En este caso podría pasar que no hubiera nadie a quién venderle la producción. En este caso se puede decir que el mercado se ha cerrado o ha dejado de existir. Si por ejemplo nuestra economía basa su crecimiento en vender a un país que ahora está en guerra, o se ha aislado internacionalmente, no vamos a poder vender nuestra producción. Como no podemos venderla no podemos transformar M en D’, y entramos en crisis. Lo mismo ocurre si nuestra economía depende del mercado interno, esto es, fundamentalmente de los salarios de la gente que vive en el país en cuestión. Si los salarios caen y la gente se empobrece, no se podrán vender las mercancías y se llegará a la crisis. Históricamente estas crisis se han resuelto de dos formas. La primera es la expansión a nuevos mercados -lo que ha hecho al capitalismo expandirse por todo el globo, y casi nunca pacíficamente- y la segunda a través del incremento del poder adquisitivo de los trabajadores. Estas cuatro opciones generales nos señalan diferentes aspectos que pueden estar combinados en un momento histórico concreto. Como el actual, por ejemplo. Pero más allá de las interpretaciones, este marco de análisis nos permite entender que el sistema económico es el que está en crisis y que la resolución de la crisis (que no necesariamente del sistema) depende de que se haga un buen diagnóstico de lo que va mal. Porque de lo contrario podría ocurrir que al intentar resolver un problema determinado (por ejemplo la falta de crédito) estuviéramos empeorando otro problema (por ejemplo, la falta de mercado nacional como consecuencia de rebajar los salarios). Aunque eso supone que la crisis es un problema para todos y que los que gobiernan de verdad quieren solucionarla. Lo que es mucho suponer. Nota: Los economistas neoclásicos consideran, por el contrario, que el ciclo productivo es M-D-M. En este sistema el dinero es neutral. Esta polémica, que une a marxistas y keynesianos frente a los neoclásicos, es crucial y tiene que ver con la aceptación o no de la llamada Ley de Say. Tiene que ver también, por cierto, con la definición de lo que es el dinero. A. Garzón E.
Y por más que se publican libros y libros sobre las diferentes crisis que se están dando (crisis financiera, crisis económica, crisis de la deuda, crisis ecológica, etc.) la incertidumbre se mantiene. No es tampoco extraño, pues las distintas escuelas de pensamiento -a la que nos adscribimos cada uno de los economistas- ofrecen diferentes interpretaciones de lo que está pasando y, por consiguiente, también de lo que habría que hacer para acabar con la crisis. Mi intención es ofrecer aquí un mínimo pero solvente marco de análisis que permita clarificar el significado último de lo que es una crisis, sin entrar a valorar cuál es mi propia interpretación, con el objetivo de ayudar al lector a situar la situación actual. Crisis es interrupción. Y, concretamente, interrupción del ciclo productivo. Esto quiere decir que se han detenido los mecanismos por los cuales nuestras economías producen bienes y servicios. Estos mecanismos son los mismos que nos permiten crear puestos de trabajo y producir bienes materiales que cada vez son mejores en términos técnicos. Es decir, lo que se ha detenido ha sido el proceso de avance económico, de crecimiento económico. Y sin él, ni tenemos empleo ni avance técnico -al menos bajo el sistema económico actual. Para Marx y Keynes la forma más útil de entender el ciclo productivo era a partir de los esquemas que elaboró el primero de estos autores. En una economía capitalista el ciclo productivo está descrito por el proceso D-M-D’. Es el llamado ciclo del capital, y representa en abstracto el proceso por el cual un capitalista obtiene dinero (D), produce mercancías (M) y luego las vende por una cantidad de dinero superior a la inicial (D’). La diferencia entre D’ y D es el llamado excedente económico. Esto significa que cuando el capitalista recibe D’ dedica ese dinero a reiniciar el ciclo productivo de forma que ahora es D’-M-D”, donde ahora D” es mayor que D’. Esa reinversión del dinero es lo que permite, entre otras cosas, los desarrollos tecnológicos y los nuevos empleos. Y, por supuesto, el hecho de que las expectativas de lo que será D’ sean mayores que D es una condición necesaria para que el ciclo funcione. La aceptación de que este es el proceso que mueve la economía capitalista conlleva aceptar que es un sistema dinámico y siempre en evolución. Es este ciclo productivo el que se ha roto para la economía en su conjunto. Pero puede haberse roto por muchos sitios diferentes, ya que como proceso real no es ni homogéneo ni atemporal. Vamos a ver algunas posibilidades. En primer lugar, este ciclo puede romperse en la obtención de las materias primas o los trabajadores necesarios para producir. Imaginemos que antes de comenzar a reproducir el ciclo, el empresario se da cuenta de que los materiales que necesita no están disponibles o se han encarecido demasiado. Por ejemplo, el trigo o el petróleo. En el caso de que falten, el ciclo no puede reproducirse de ninguna forma (crisis). En caso de que sean demasiado caros, la expectativa de ganancia será menor y por lo tanto es posible que el capitalista no quiera arriesgarse a iniciar el ciclo (crisis). Las soluciones históricas que se han dado a este tipo de crisis, analizadas desde las teorías del imperialismo, son invasiones militares a las zonas geográficas donde se encuentran los recursos necesarios. Por otra parte, también podría faltar el número de trabajadores, por ejemplo porque estamos en una economía de pleno empleo o porque sencillamente no hay gente que quiera trabajar en determinados sectores (crisis). Históricamente se han dado en determinados países, y se han resuelto siempre con inmigración o represión. En segundo lugar, puede romperse el ciclo en el ámbito de la producción, es decir, cuando ya hay dinero invertido en la empresa. En estos casos las huelgas, los boicots, los sabotajes, etc. pueden interrumpir el proceso productivo e impedir que se complete (crisis). Históricamente se han resuelto con represión o con procesos de negociación entre las partes enfrentadas en el conflicto laboral. En tercer lugar, puede darse al comienzo del ciclo por falta de financiación. Cuando las economías están desarrolladas lo normal es que los capitalistas individuales no tengan dinero suficiente para acometer proyectos de gran envergadura. En ese caso se recurre a los mercados financieros (desde el préstamo -también para capitalistas individuales- hasta los títulos financieros, pasando por las acciones). Cualquier crash financiero, o ruptura del canal que permite que llegue D al ciclo productivo, llevará a una interrupción del ciclo (crisis). Estamos entonces en una crisis financiera que se traslada a la economía real por lo que vulgarmente llamamos “cierre del grifo crediticio”. Otra cuestión distinta será entender por qué se produce la crisis financiera. En cuarto lugar, puede que el ciclo se rompa al final, es decir, a la hora de vender la producción. En este caso podría pasar que no hubiera nadie a quién venderle la producción. En este caso se puede decir que el mercado se ha cerrado o ha dejado de existir. Si por ejemplo nuestra economía basa su crecimiento en vender a un país que ahora está en guerra, o se ha aislado internacionalmente, no vamos a poder vender nuestra producción. Como no podemos venderla no podemos transformar M en D’, y entramos en crisis. Lo mismo ocurre si nuestra economía depende del mercado interno, esto es, fundamentalmente de los salarios de la gente que vive en el país en cuestión. Si los salarios caen y la gente se empobrece, no se podrán vender las mercancías y se llegará a la crisis. Históricamente estas crisis se han resuelto de dos formas. La primera es la expansión a nuevos mercados -lo que ha hecho al capitalismo expandirse por todo el globo, y casi nunca pacíficamente- y la segunda a través del incremento del poder adquisitivo de los trabajadores. Estas cuatro opciones generales nos señalan diferentes aspectos que pueden estar combinados en un momento histórico concreto. Como el actual, por ejemplo. Pero más allá de las interpretaciones, este marco de análisis nos permite entender que el sistema económico es el que está en crisis y que la resolución de la crisis (que no necesariamente del sistema) depende de que se haga un buen diagnóstico de lo que va mal. Porque de lo contrario podría ocurrir que al intentar resolver un problema determinado (por ejemplo la falta de crédito) estuviéramos empeorando otro problema (por ejemplo, la falta de mercado nacional como consecuencia de rebajar los salarios). Aunque eso supone que la crisis es un problema para todos y que los que gobiernan de verdad quieren solucionarla. Lo que es mucho suponer. Nota: Los economistas neoclásicos consideran, por el contrario, que el ciclo productivo es M-D-M. En este sistema el dinero es neutral. Esta polémica, que une a marxistas y keynesianos frente a los neoclásicos, es crucial y tiene que ver con la aceptación o no de la llamada Ley de Say. Tiene que ver también, por cierto, con la definición de lo que es el dinero. A. Garzón E.
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