2 mar 2015

Apadrina un valenciano. Liberalismo y neoliberalismo

LIBERALISMO

En la Europa de los siglos XVII y XVIII el espíritu emprendedor de la burguesía propuso otras opciones en las relaciones entre los hombres y el entorno hasta las ahora existentes. La figura del burgués, que se lanzaba al mundo para el comercio y contaba con su propia iniciativa para alcanzar sus objetivos, destaca sobre todo un periodo anterior donde los hombres fueron subordinados al pensamiento religioso.
En este contexto se movilizan varios pensadores en el esfuerzo de dar sentido a aquel mundo transformador. Un primer punto del pensamiento liberal defendió la idea de que el hombre tenía toda su individualidad formada antes de darse cuenta de su existencia en la sociedad. De esta manera el individuo estableció una relación entre sus propios valores y la sociedad. El modo más sensato para que el hombre pudiese equilibrarse entre sí mismo y la sociedad sería por el uso de la razón. Ésta consistía en la habilidad del hombre en experimentar el mundo a su alrededor (empirismo) y así ponderar sobre las formas más útiles e inteligibles de buscar sus intereses. Esa misma razón sería una capacidad visible en los hombres que tuviesen sed por el conocimiento. En la sociedad el uso de la razón también ayudaría en la construcción de mejores instituciones y prácticas. Camino para que el hombre pudiera equilibrarse entre sí mismo y lo social sería el uso de la razón. La razón consistió en la capacidad del hombre para experimentar el mundo y reflexionar sobre las formas más útiles e inteligibles para sus intereses. Esta misma razón sería una dote visible en los hombres que tenían sed de conocimiento. En la sociedad el uso de la razón también contribuiría a la construcción de las instituciones y las mejores prácticas. Este rasgo universal a todos los hombres, además de construir una imagen positiva del individuo, concibe la idea de igualdad. El derecho que el hombre tiene de actuar por el uso de su propia razón, según el liberalismo, solamente podría garantizarse por la defensa de las libertades. Tenemos en ese punto el eje central del liberalismo, que vendrá a criticar todo y cualquier acto que promueva la desigualdad o la privación a la libertad. En el aspecto político el liberalismo demostrará que un régimen monárquico dirigido por la voluntad individual de un rey puede colaborar con eficacia para garantizar la libertad. Es el momento de que la voluntad real se somete al interés de un grupo social, el Estado monárquico. De esta manera el gobierno debe representar la voluntad de una mayoría. Sólo a través de la democracia, implementada por el voto, el Estado podría actuar como representante de los intereses colectivos. Las leyes serían una especie de contrato, donde el colectivo social negociaría cómo podría firmar un tipo de gobierno dirigido hacia el mantenimiento de la libertad y de la igualdad entre los individuos. Con respecto a las cuestiones económicas, el liberalismo defendió el derecho de propiedad y libre comercio. El trabajo como manifestación del esfuerzo humano en la búsqueda de supervivencia daría al individuo el derecho de posesión sobre cualquier bien obtenido por el fruto de sus acciones. De esa manera la propiedad privada es vista en el pensamiento como un derecho natural del hombre que actúa. Además, el Estado no puede interferir en la economía, como sería una privación de la libertad de acción y sobre todo un gran riesgo de que la prosperidad material de la nación. Según los liberales, la propia economía desarrollaría medios para equilibrarse. En la medida en que el Estado impidiese o limitase algún medio de producción de riqueza, la prosperidad estaría amenazada o destinada a sectores restringidos de la sociedad. Como un sistema de pensamiento, algunos liberales tenían distintas concepciones entre sí mismos. Muchos de ellos tenían sus teorías refutadas por las sociedades de la época. En la obra del pensador Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), por ejemplo, la propiedad privada fue colocada como un mal responsable de la desigualdad entre los hombres. En respuesta, la burguesía del siglo XVIII refutaría esa tesis. Cada pensador liberal, en su camino y desde ciertas perspectivas, ha lanzado una especie de teoría. Sin embargo, en medio de la diversidad de sus ideas, se establecieron un conjunto de valores que integran razón, individualidad, libertad y la igualdad como principios en la búsqueda de la felicidad humana.

NEOLIBERALISMO

El término neoliberalismo se refiere a una serie de medidas económicas y sociales promulgadas por los economistas conservadores vinculados principalmente a la Universidad de Chicago (Escuela de Chicago), en los Estados Unidos.
El desarrollo del neoliberalismo se radica principalmente en Friedrich August Von Hayek (1899-1992), economista austriaco que desde 1940 aboga por una disminución de la acción económica del Estado en la economía. En esta perspectiva, el equilibrio de la organización económica y social son atribuciones del mercado capitalista, zona de libertad de la sociedad actual donde, a través de la competencia entre empresas y particulares se camina en una dirección de progreso social. Otro prominente economista del neoliberalismo fue el norteamericano Milton Friedman (1912-2006), también de la Universidad de Chicago. Friedman también fue un defensor de la reducción de la intervención estatal en la economía. Para él las instituciones del Estado deberían dejar de cumplir funciones de planificación e inversión económica limitándose principalmente a ejercer el control inflacionario a través de la emisión monetaria, dejando los demás aspectos de la economía a cargo de las empresas. Con una oferta menor de moneda en el mercado, los precios tendrían mayor dificultad de ser elevados. Esa propuesta neoliberal no se limita exclusivamente a la cuestión económica sino también a un posicionamiento político, social y filosófico, basada en una tradición liberal del capitalismo temprano. La gente debe liberarse de la tutela del Estado y así poder desarrollarse plenamente a través del individualismo, del representante de la democracia y la libertad de competencia económica en el mercado. Estas medidas asegurarían un equilibrio social atribuyendo al Estado la función de regular potenciales conflictos sociales existentes a través de la legislación. Y abundaría en la disminución de los gastos estatales ya que disminuiría la oferta de servicios dados a la población, recayendo a las empresas el reajuste. El neoliberalismo fue adoptado especialmente después de la década de 1970, cuando la recesión económica comenzó con el aumento de los precios del petróleo en 1971-75 llevando al cuestionamiento de la sociedad del bienestar social y al modelo soviético de organización social. ¿Sería función del Estado planear y realizar inversiones económicas? En el Consenso de Washington, en 1989, la respuesta de los gobernantes a esa cuestión fue negativa. Los primeros países en adoptar esas medidas fueron la Chile, gobernada por el dictador Augusto Pinochet; Inglaterra, liderado por Margaret Thatcher y los Estados Unidos, presidido por Ronald Reagan. Realizaron una serie de privatizaciones y se retiraron a una serie de beneficios sociales que fueron otorgadas a la población por el Estado, con el objetivo de reducir el gasto estatal. Estas medidas encuentran diversas resistencias (a excepción de la dictadura chilena), principalmente en el caso inglés, con una fuerte neutralización de los sindicatos que luchaban contra el desempleo resultante de estas medidas. Después del final de la década de 1980 y durante las décadas de 1990 y 2000, varios países comenzaron a adoptar las recetas neoliberales, principalmente en América Latina. Países como Argentina, México y Brasil iniciaron una serie de medidas que restringía la participación del Estado en la vida económica y social. Aunque consiguieron durante cierto tiempo garantizar la estabilidad económica, el aumento del desempleo y la ocurrencia de las crisis económicas derivadas de las medidas adoptadas se sintieron desde los años finales de la década de 1990. En muchos países, las soluciones eran una mezcla de acción del Estado en la economía y la libertad de actividad de las empresas. Todavía hay otras críticas del neoliberalismo y el capitalismo en general, afirmando que las empresas realizan funciones similares al Estado, porque ellas ejecutan, legislan, juzgan, castigan y vigilan como cualquier Estado. La diferencia es que no hay el mínimo control público, cabiendo apenas a las administraciones realizar ese control. Las empresas serían verdaderos Estados. Además, el crecimiento económico de estas empresas y la acumulación de capital, que resultan en las fusiones y las formaciones de grandes conglomerados, garantizarían a las compañías (principalmente transnacionales) el control de diversos sectores del mercado, formando, en su límite, monopolios que acaban extinguiendo la competencia en el mercado capitalista.Texto: @JavierGiner

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.