11 jun 2013

Ataque a la Catalunya social


Los últimos datos del Eurostat, la agencia de recogida de datos de la Unión Europea (UE), y del Idescat, la agencia de recogida de datos de Catalunya (con datos homologables a los del Eurostat), permiten conocer la situación social de España, incluyendo Catalunya. Tales datos muestran un gran deterioro de la situación social en España y en Catalunya.

En este artículo me centro en Catalunya, donde tal deterioro ha sido incluso  más acentuado, y en las razones para tal deterioro comparando la situación de Catalunya con el promedio de los países de la UE-15.Empecemos por el mercado de trabajo. La tasa de ocupación de la población es mucho más baja en Catalunya que en el grupo de países de la UE de similar desarrollo económico al nuestro (es decir, a la UE-15), y esto se debe a la escasa disponibilidad y gran destrucción de puestos de trabajo que caracterizan el espectacular deterioro del mercado de trabajo. Esto también explica la elevadísima desocupación (especialmente elevada entre los jóvenes), una de las más altas de la UE-15, una situación que no cambia. El porcentaje de personas que están paradas durante más de un año es casi tres veces más elevado en Catalunya que en la UE-15. Catalunya es también uno de los países de la UE-15 con mayor precariedad entre los trabajadores. Es más, y en contra de la opinión de los economistas ultraliberales que tienen gran visibilidad en los medios de información, tanto privados como públicos, incluyendo los medios públicos catalanes, como TV3 y Catalunya Ràdio, Catalunya es uno de los países con mayor flexibilidad laboral, como lo muestra el hecho de que Catalunya tenga uno de los porcentajes más bajos de trabajadores con contrato fijo de la UE-15. Y es también uno de los que tiene salarios más bajos (y que han bajado incluso más durante los años de crisis).Una situación igualmente preocupante aparece en cuanto al gasto público social (que financia la sanidad pública, la educación pública, los servicios sociales públicos, las escuelas de infancia públicas, los servicios de dependencia públicos, la vivienda social, y un largo etcétera). Catalunya tiene uno de los gastos públicos sociales por habitante más bajos de la UE-15, y esto a pesar de ser uno de los países más ricos de la UE-15 (su PIB per cápita es el 110% del de la media de la UE-15). Este menor gasto público no se debe al hecho de que Catalunya tenga menos necesidades. Todo lo contrario. En educación, por ejemplo, el porcentaje de la población de 20 a 64 años que ha conseguido al menos la enseñanza secundaria es de los más bajos de la UE-15. Una cosa parecida ocurre en la sanidad pública, una de las sanidades europeas con menor gasto público sanitario por habitante. Y en contra de lo que la sabiduría convencional mediática y política promueve en Catalunya, la mayor causa de este deterioro de la Catalunya social no se debe primordialmente al déficit fiscal (llamado belicosamente por los independentistas catalanes “expolio de Catalunya por el Estado español”) –que existe, aunque en cantidades menores de las que se presentan por ellos, como he documentado en mis trabajos–, sino en el “expolio de una clase (las clases populares) por una minoría (que vive en Catalunya y es catalana)”. Las leyes que han causado este deterioro de la situación social de Catalunya, perjudicando a las clases populares (con las sucesivas reformas laborales y los recortes sociales), las han aprobado partidos políticos catalanes en las Cortes españolas, que sistemáticamente han favorecido a una minoría a costa de la mayoría de la población. Y algunos de ellos (representantes de las minorías), como CiU han prometido, como ocurrió hace unos días, al mundo empresarial que cuando consigan la independencia bajarán sus impuestos, mientras que algunos de los gurús ultraliberales independentistas que aparecen en TV3 son conocidos defensores de la total privatización de las pensiones públicas.La mayor causa del atraso histórico de la Catalunya social es el enorme dominio que las fuerzas conservadoras y liberales (en alianza con las fuerzas políticas de la misma sensibilidad política existentes en el Estado español) han tenido en la vida política y mediática de Catalunya (y España, de la cual Catalunya es parte) desde los años cuarenta, tanto durante la dictadura como durante el periodo democrático. No es por casualidad que los países que están también a la cola de la UE-15, que son Grecia y Portugal, hayan sido países que han tenido dictaduras ultraconservadoras sustituidas por democracias muy limitadas, altamente influenciadas por intereses económicos y financieros que han configurado sus políticas públicas. Hablar solo de nación sin hablar de clase es insuficiente para entender el problema social de Catalunya. Esta es la realidad ignorada, cuando no ocultada, en los mayores medios de información y persuasión en Catalunya.Vicenç Navarro.


LOS RESPONSABLES DE LA CRISIS


Los países del sur de Europa (Grecia, Portugal y España) están en una situación desesperada, como reflejan sus elevadas tasas de desempleo. Y las predicciones para que ello mejore no son halagüeñas. Según la Comisión Europea el desempleo continuará muy alto durante la próxima década, lo cual quiere decir que se quemarán varias generaciones.

 Un tanto igual ocurre cuando miramos, en lugar del nivel del desempleo, el nivel salarial. Los salarios han estado bajando y bajando –como parte de lo que se llama la devaluación doméstica- a fin de abaratar las exportaciones, las cuales, se nos dice, nos sacarán del agujero, cosa que es obviamente falsa. En realidad, tal como está estructurada la Eurozona, es imposible que los países del sur puedan competir con los países del Norte. Veamos los datos. Comencemos por Alemania. La economía de este país se basa en una enorme devaluación doméstica (conseguida a costa de que aproximadamente una cuarta parte de su fuerza laboral esté en condiciones de gran precariedad). a fin de conseguir estimular la economía a base de exportaciones. Ello determina un superávit anual en su balanza por cuenta corriente (current-account surplus) de nada menos que de unos 125.500 millones de euros al año (promedio anual desde que se estableció el euro en 1999). Es el segundo país en superávit después de China (algo más de 162.000 millones anuales). Como bien escribe Kemal Dervis en su artículo “Northern Europe’s Drag on the World Economy” (del cual extraigo la mayoría de datos de este artículo), es sorprendente que mientas China está bajo una enorme presión para que reduzca tal superávit, a Alemania se la deje tranquila, sin que sufra amenazas de sanciones como las que sufre China. Bajo estas circunstancias, es muy difícil que estos países puedan salir de la crisis a base de exportaciones, ganando en competitividad a Alemania, pues los establishments de estos países quieren ganar en competitividad mediante la bajada de salarios (que está deprimiendo más y más la demanda doméstica). Pero la situación es todavía peor. No es solo Alemania la que tiene un superávit anual en su balanza por cuenta corriente, sino todos los países del norte (Suecia, Dinamarca, Noruega y Suiza, que no tienen el euro pero definen el valor de su moneda en relación al euro), así como Austria y Holanda dentro de la Eurozona. Ello implica que el superávit de esta Europa del Norte (cuya moneda, directa o indirectamente, es el euro) es de nada menos que de unos 406.000 millones de euros (el de China este año será de unos 111.000 millones), lo cual es una cifra enorme, y que explica, entre otras razones, la enorme fuerza del euro, lo cual perjudica enormemente a los países del sur pues dificulta sus exportaciones. Ante este panorama tan sombrío hay solo dos soluciones. O bien salirse del euro (una posibilidad que debería considerarse) o hacer que la demanda doméstica de los países del norte crezca a base de aumentar los salarios de los trabajadores del norte. Nunca se había visto de una manera más clara que los intereses de los trabajadores del sur y del norte coincidieran más. Pero el hecho de que esta alternativa no se esté considerando se debe al gran dominio que el capital financiero (que se beneficia del euro fuerte) y el industrial (que se centra en las exportaciones) tienen en todos aquellos países y en la estructura de gobierno del euro. De ahí que la alianza de las clases trabajadoras a nivel europeo representaría una gran amenaza a los intereses de estos establishments, lo cual explica su apoyo a tesis racistas y chauvinistas (léase la prensa alemana y nórdica, y lo verá), que intentan evitar esta alianza, presentando a los trabajadores alemanes, por ejemplo, como sujetos de intereses opuestos a los obreros españoles, griegos y portugueses. Así de claro. Texto: Vicenç Navarro. Ver también: Cataluña y el derecho a decidir